Marruecos en Renault

Tres futuros directores de cine, Víctor Erice, Jaime Chávarri y Emilio Martínez Lázaro -que

acaba de estrenar Los 2 lados de la cama-, se suben a un Renault con destino Marruecos. 1969.

¿Quién hacía de guía?

Erice, que era un apasionado y ya había estado alguna vez por allí. Yo tenía 21 años y era la primera vez que salía fuera de España. Partimos de Madrid en un Ranault utilitario y llegamos hasta el Sáhara, algo que hoy es normal, pero no entonces. Lo sorprendente es que lo hicimos todo sin un duro. Yo llevaba unas 2.000 pesetas, sobre todo para la gasolina. Dormíamos en hoteles para marroquíes y comíamos en puestos callejeros, y no nos dio diarrea ni esas cosas que dicen.

¿Cuánto duró la odisea?

Estuvimos un mes dando vueltas. Era septiembre, una época bastante buena. Bajamos hasta Essaouira, que estaba lleno de hippies y se hacían montones de amigos. Cerca del desierto vimos un mercado enorme de camellos y llegamos hasta un oasis. Es la vez que mejor he visto Marruecos.

¿Es asiduo?

He vuelto lo menos otras 18 veces, pero ahora es imposible repetir un viaje así. Cada vez se trata al turista de manera más desagradable y hay que pagar a alguien de allí para que te proteja; si no, es imposible moverse. Ahora no tiene ni la mitad de gracia.

Parece decepcionado.

En general tengo la impresión de que no se puede viajar a los lugares a los que a mí me gustaría ir, bien porque están en guerra o bien porque tienen una pobreza espantosa. Siempre la ha habido, pero ahora ellos también ven la tele. Saben que vivimos de puta madre y nos miran de otra manera. Para mí se ha conviertido en un viaje de sufrimiento. Antes no existía esa agresividad hacia Occidente y te podías hacer el despistado. Quizá nos aprovechábamos de eso.

También está el turismo por Occidente.

Sí, podría ir a Japón... Pero las ciudades ahora son invivibles. Hay una dificultad para moverse, el tráfico... No es lo mismo. Y luego están esos países artificiales con playas maravillosas que el Primer mundo ha montado en el Tercero y que no me interesan lo más mínimo.