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Reportaje:

Londres envía a un católico al Vaticano

El norirlandés Francis Campbell es el primer embajador no protestante que representa a Reino Unido ante la Santa Sede

Se llama Francis Xavier Martin Campbell y ha batido cuatro récord de una tacada. Cuando el viernes presentó al Papa sus credenciales como nuevo embajador de Reino Unido ante la Santa Sede, Campbell se convirtió en el primer católico que representa a la corona británica en el Vaticano desde tiempos de Enrique VIII; el primer irlandés -eso sí, del Norte- que alcanza el rango de embajador británico desde que Irlanda es una República independiente de Gran Bretaña en 1922; es el embajador más joven de la larga historia de la diplomacia británica con tan sólo 35 años de edad, y el primero que consigue el destino al ganar un concurso convocado a través de un anuncio en la prensa.

Campbell se presentó en julio al concurso abierto por el Foreign Office y fue designado embajador ante el Vaticano en noviembre. El viernes presentó sus credenciales a Benedicto XVI, ante quien tenía previsto ensalzar la prioridad de Reino Unido por "mantener tanto el diálogo entre los cristianos como el diálogo de los cristianos con otras religiones". El nuevo embajador quiso también poner a su país como "un ejemplo de sociedad multiétnica y multirreligiosa en el mundo posterior al 11-S".

El nombramiento de un católico como embajador de la reina de Inglaterra en tierras papales supone un hito multicentenario porque es el primero que ocupa ese destino desde que el rey Enrique VIII rompió las relaciones con Roma en 1534. Las relaciones con la Santa Sede no se restablecieron, aunque entonces fuera de modo parcial, hasta 1914 y no se normalizaron hasta 1982. Con el nombramiento de Campbell, esa normalización se puede considerar plena. Su llegada fue saludada por el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams. El líder de la Iglesia anglicana calificó de "imaginativo" el nombramiento de un católico y subrayó que ese hecho "pone fin a la noción de que ese puesto estaba reservado para no católicos". Ésas fueron precisamente las directrices acordadas por el Foreign Office cuando envió en 1914 al primer embajador a la Santa Sede desde la reforma de la Iglesia, con el argumento de que el embajador británico "no debería tener una admiración excesiva al Papa".

"La idea de que un católico no puede representar a la reina ante el Papa está dos generaciones trasnochada", afirmó Campbell. Su nombramiento fue recibido con los brazos abiertos por el cardenal Cormac Murphy-O'Connor, arzobispo católico de Westminster, que ha descrito a Campbell como "un experimentado diplomático que ha trabajado con el primer ministro" y que "está familiarizado con el lenguaje y la manera de trabajar de la Iglesia católica".

Campbell, nacido en 1970 en una familia de campesinos del Ulster en Newry, se graduó por la Universidad de Queens, en Belfast, en 1992 y amplió sus estudios en las universidades de Pensilvania (Estados Unidos) y de Lovaina (Bélgica). Entre 1999 y 2001 fue secretario privado del primer ministro, Tony Blair. En el Foreign Office trabajó en la unidad de la ampliación de la Unidad Europea y fue primer secretario de la Embajada de Reino Unido en Italia. En el último año trabajó como director internacional de derechos humanos de Amnistía Internacional.

El envío de un embajador católico a la Santa Sede ha venido precedido de un gesto que hasta entonces no tenía precedentes: el arzobispo de Canterbury y el primer ministro británico asistieron en abril a los funerales celebrados en el Vaticano por la muerte del papa Juan Pablo II. Pero aquella asistencia, hasta entonces inédita en los funerales papales, pareció una manera de desmerecer la boda que iban a celebrar ese mismo día el príncipe Carlos de Inglaterra y Camilla Parker-Bowles, unas segundas nupcias aceptadas sólo a regañadientes por la Iglesia de Inglaterra. El heredero de la corona británica no tuvo más remedio que aplazar unas horas su propia boda y representar a su madre en la plaza de San Pedro.

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