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Reportaje:ESCAPADAS | Románico del Pirón

Galerías, alamedas y cañones

La Edad Media, con ser un asco de época, tuvo también sus cosas buenas. Ahí están las galerías de tantas iglesias románicas de Castilla, donde los vecinos se reunían en democrática asamblea para decidir qué hacer con sus ahorros: construir una nueva cacera, reparar la cerca de la dehesa boyal o gastárselos en verbenas.

Si estos pórticos hablaran, nos dirían también de las criaturas que, hace ya ocho siglos, jugaban al tejo sobre sus losas y de los abuelos que, sentados a la tarde bajo sus arcadas, contemplaban los grifos y dragones recién esculpidos en los capiteles con el mismo arrobo que hoy otros ven el partido en el bar o la película en el teleclub.

Para conocer lo mejor de la Edad Media, no hay que ir muy lejos, pues nuestra vecina Segovia es la provincia española que tiene más iglesias románicas: cerca de 300. Sólo en la cuenca del río Pirón, al noreste de la capital, encontramos 10. La más famosa de todas, la de San Miguel, en Sotosalbos. Dos puertas con decoración de dientes de sierra dan acceso a su preciosa galería porticada, una auténtica máquina del tiempo que nos transporta a los días del arcipreste de Hita, el cual visitó Sotosalbos allá por 1330, y del concejo de la Mesta, cuyas lanudas huestes desfilar solían por la cañada real de la Vera de la Sierra, a tiro de piedra del templo.

Emboscado, como es de ley en tierra de bandidos, anda el río Pirón
10 templos medievales jalonan una ruta en coche por la cuenca del río segoviano desde Sotosalbos hasta Peñarrubias

A un par de kilómetros, se alza la iglesia de Pelayos del Arroyo, cuyo porche esconde -es un decir, pues puede espiarse por las grietas del portón- una portada tan perfecta que parece labrada en una sola roca.

Poco más adelante se erige la de La Cuesta, sobre un cerro cuestudo que da nombre a la aldea e inmejorables vistas: a la llanura segoviana y al Guadarrama. Y a mano izquierda, camino de Basardilla, queda la de Tenzuela, célebre por su pórtico y por el asalto que en 1880 perpetró el bandolero Tuerto de Pirón, dando pie a esta copla: "Tened ojo con el Tuerto, / que es ladrón que nunca avisa, / capaz de robar al cura / el copón diciendo misa".

Emboscado, como es de ley en tierra de bandidos, anda el río Pirón por estos selváticos barrancos del piedemonte guadarrameño; barrancos que se oponen a nuestros rectos deseos, obligándonos a describir una kilométrica zeta, mapa de carreteras en mano, para enhebrar los siguientes hitos de la ruta: los templos de santo Domingo de Pirón, Basardilla y Adrada de Pirón. En todas estas iglesuelas, a pesar de estar muy reformadas, se conservan elementos -portada, ábside semicircular y cornisa plagada de canecillos- que datan de los siglos XII y XIII, cuando gentes llegadas del norte peninsular colonizaron estos territorios recién reconquistados.

Tras cruzar el Pirón y su afluente el Viejo, nos asomamos a la llanura paniega de Torreiglesias, donde descuella la iglesia de la Asunción, que tiene un ábside de tambor y una monumental portada oculta -no sea que se desgaste de mirarla- dentro de un porche cerrado a cal y canto. Y de Torreiglesias nos dirigimos, atajando por Otones de Benjumea -donde no hay nada románico, pero sí un curioso museo pedagógico, instalado en las antiguas escuelas-, a Villovela de Pirón, cuya iglesia domina desde un altozano las alamedas del río y anuncia, repicando campanas, la hora más sagrada -ahora, como en la Edad Media- del día: la de la comida.

Llegando a Peñarrubias, hacemos la penúltima parada para admirar la ermita románica de la Virgen de la Octava, que se yergue sobre un cerrete triguero a 300 metros del pueblo. Y ya en éste, nos apeamos para seguir la senda, bien señalizada, que se adentra en el cañón del Pirón.

Si tuviésemos que elegir una sola de las maravillas que atesora tal garganta, nos quedaríamos con la que aparece a media hora del inicio: el despoblado de Covatillas, un caserío fantasma que yace olvidado, con su alomado puente de piedra rubia, su fuente decorada con nobles armas y leones, y su anciana arboleda de álamos, fresnos y nogales, en las orillas de este río medieval.

'Suites' con vistas a la iglesia

- Cómo ir. Sotosalbos (Segovia) dista 95 kilómetros de Madrid. Se va por la carretera de A Coruña (A-6) hasta Villalba, tomando aquí la M-601 hasta el puerto de Navacerrada, luego la CL-601 hasta La Granja, el desvío a Torrecaballeros y, por último, la N-110 (dirección Soria). Desde Sotosalbos, la ruta sigue por Pelayos del Arroyo, La Cuesta, Tenzuela, Santo Domingo, Basardilla, Adrada, Torreiglesias, Villovela y Peñarrubias, sumando 50 kilómetros.

- Alrededores. En Collado Hermoso (a dos kilómetros de Sotosalbos): ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de la Sierra. En Caballar (a cinco kilómetros de La Cuesta): iglesia románica de la Asunción. En Turégano (a seis kilómetros de Torreiglesias): castillo, plaza Mayor porticada, iglesia románica de Santiago y museo de los Ángeles.

- Comer. El Porche de las Casillas (Sotosalbos; teléfono 921 403 068): cordero asado en horno de leña; precio medio, 30 euros. Manrique (Sotosalbos; teléfono 921 403 066): asados, carnes finas y guisos caseros; 20 euros. La Era (Brieva; teléfono 921 404 111): cocina creativa, en unas cuadras del siglo XIX; 25 euros. Don Juan (Adrada de Pirón; teléfono 921 404 001): croquetas, gallina de corral en pepitoria y, por encargo, asados; 25 euros. Del Verde al Amarillo (Peñarrubias; teléfono 921 497 502): cochifrito y ventresca a la plancha; 35-40 euros.

- Dormir. Saltus Alvus (Sotosalbos; teléfono 639 891 220): casa rural con suites abuhardilladas, jardín y vistas a la iglesia; doble, 75-100 euros. Casa Gildo (Sotosalbos; teléfono 921 403 110): caserón castellano de piedra y madera, frente al templo; 45 euros. La Abubilla (Carrascal; teléfono 921 120 236): coquetísimo hotel con habitaciones tipo suite; 95-140 euros. Del Verde al Amarillo (Peñarrubias; teléfono 921 497 502): en una finca de 10.000 metros, dominando el valle del Pirón; 75 euros.

- Más información. Patronato de Turismo (921 466 070 y www.segoviaturismo.es).

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