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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Y en las urgencias de pediatría, también

Como muchos ciudadanos madrileños, tengo asumida con resignación la lamentable situación de masificación, demoras y falta de recursos materiales y humanos que generalmente tenemos que sufrir en los hospitales públicos de nuestra Comunidad.

Pero lo que nunca podía esperar y quiero gritar con rabia e indignación es que esa situación se produzca también en las urgencias de pediatría del más moderno hospital público de Madrid: el hospital Materno Infantil Gregorio Marañón, inaugurado hace unos dos años. El pasado sábado tuve que llevar allí a mi nieto de seis meses y soportar la situación de sobresaturación en que se encuentra su servicio de urgencias.

La demora en recibir atención médica fue cercana a las tres horas, esperando en una sala totalmente insuficiente para el número de personas que allí nos encontrábamos, con asientos para unas 50 personas, ocupados por bebés, niños enfermos y sus angustiados familiares, mientras los últimos que iban llegando buscaban su espacio por los pasillos, recostados en las paredes e incluso sentados en el suelo.

Mientras tanto, se desesperaban los niños con posible gastroenteritis, los que tenían alguna herida, los que estaban con fiebre y los que podían tener bronquiolitis, bronquitis o neumonía; todos juntos en un ambiente propicio para el intercambio de virus altamente contagiosos.

La situación era tan desastrosa que, cuando un niño de poco más de un año vomitó dos veces y sus acompañantes fueron a informar de esa circunstancia, la solución fue extender una sábana encima de los vómitos porque no había personal disponible para su limpieza. Cuando nosotros nos fuimos de allí, la sábana y el niño seguían en el mismo sitio.

No sería justo si no destacara la dedicación que generalmente se observa en los profesionales que allí trabajan y que, con su esfuerzo, contribuyen a paliar las consecuencias de esta situación, pero que no pueden quitarnos la angustia pasada ni el sufrimiento injustificado de nuestros hijos y nietos.

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Y a este hospital, con este servicio de urgencias, es a lo que pomposamente en la página web del centro se autoproclaman como uno de los proyectos más importantes del Gobierno de la Comunidad de Madrid: un moderno hospital público de excelencia, donde la calidad asistencial y el confort del paciente constituyen los ejes básicos que presiden su funcionamiento.

Apelo a la sensibilidad de los responsables de esta vergüenza para solucionar inmediatamente el problema, que afecta tan directamente a nuestros seres más queridos e indefensos: los niños.

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