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Entrevista:Emilio Pérez Touriño | Presidente de la Xunta de Galicia

"La identidad nacional es en Galicia un factor de cohesión"

Xosé Hermida

Como quiere mantenerse en su papel institucional, Emilio Pérez Touriño evita valorar la propuesta de reforma del Estatuto que acaban de presentar sus socios del Bloque Nacionalista Galego (BNG), aunque desmiente categóricamente que contenga elementos anexionistas, como han querido ver el PP y las comunidades vecinas de Asturias y Castilla y León.

P. ¿Qué le parece la propuesta del BNG?

R. La reforma estatutaria en Galicia parte de una situación singular, porque exige una mayoría cualificada que sólo se puede conseguir con los votos del PSdeG y del PP, y, además, tiene que incorporar al nacionalismo como parte de la coalición de Gobierno. Esa exigencia se adapta a la conformación social, económica y cultural de Galicia, un país con una fuerte componente de identidad nacional, pero que está 25 puntos por debajo de la media de renta de la UE. Eso nos obliga a conjugar el discurso de la identidad con el de la cohesión, lo que yo llamo la vía gallega.

"Debemos mejorar la cohesión del Gobierno gallego. Se nos va a juzgar fundamentalmente por eso"
"Nos sentimos gallegos y españoles, aquí no hay problemas de convivencia"

P. Pero yo le preguntaba por la propuesta del BNG.

R. Me he marcado unas reglas de juego, que no son fáciles, por las que el presidente de la Xunta no debe entrar en la valoración política de cada propuesta. En febrero esperamos constituir la ponencia parlamentaria y ahí es donde deben discutir las fuerzas políticas, con los textos de cada uno y con la Constitución delante.

P. La dirección del PP ya proclama que Galicia es el nuevo "problema territorial".

R. El PP sólo quiere embarrar el campo de juego cuando ni siquiera está en marcha el proceso de reforma. Lo único que se ha producido es que una formación -por cierto, minoritaria electoralmente- ha puesto una propuesta encima de la mesa. Pero el PP se empeña en decir que existe un problema donde no lo hay. Si algo me ha ocurrido fuera de Galicia es que responsables políticos, empresarios, opinadores, me han felicitado porque hemos sido capaces de hacer un cambio político histórico sin generar ni un conflicto ni una tensión. Sólo los crea el PP, y fundamentalmente el PP de Madrid, no tanto el de Galicia. Pero se nos quiere poner un cliché a toda costa, colocarnos una imagen ficticia.

P. ¿Por qué distingue entre el PP nacional y el gallego?

R. Porque aquí se ha conformado un PPdeG con una tradición regionalista y galleguista, inspirado en el liderazgo de Fraga, que hizo de la autonomía una bandera, defendió la presencia de Galicia ante la UE, la reforma del Senado, la Administración Única ... En estos asuntos, Fraga se desmarcó de la dirección del PP. Ahora el PPdeG está en una transición para suceder a Fraga y es difícil saber si se convertirá en una simple extensión de la dirección madrileña o buscará un proyecto propio para Galicia. Me cuesta trabajo creer que un líder del PPdeG no trate de buscar su margen de autonomía.

P. La propuesta del BNG también ha sido criticada por socialistas como el alcalde de A Coruña o el presidente asturiano.

R. En Asturias hay una sensibilidad especial por lo que se pueda interpretar como una supuesta variación de los límites territoriales. Pero me consta que nadie se plantea en Galicia revisar los límites de la comunidad, ni un anexionismo o expansionismo, como se ha dicho sin pies ni cabeza. Que nadie tenga dudas: la reforma del Estatuto no se hará contra nadie, sino que estará en una línea de cooperación y lealtad entre comunidades y dentro de España.

P. ¿El proceso gallego no quedará muy condicionado por lo que ocurra con el Estatuto catalán?

R. No lo creo. Evidentemente lo que dictamine el Congreso de los Diputados sobre el Estatuto de Cataluña será un elemento de referencia, pero nosotros debemos buscar nuestro modelo sin compararnos con otros. En Galicia la identidad nacional la vivimos con tranquilidad porque es un elemento de cohesión. Nos sentimos gallegos y españoles, aquí no hay ningún problema de convivencia, no hay ningún factor de tensión derivado de nuestros rasgos identitarios, aunque algunos querrían que fuese así.

P. Pero una cuestión con tanta carga ideológica va a suponer una prueba para la cohesión de su Gobierno.

R. Sin duda. Pero si respetamos el pacto de Gobierno que nos compromete ante la ciudadanía, saldremos fortalecidos. A mi no me molesta que algunos, por sus convicciones, tengan la necesidad imperiosa de que se recoja la definición de Galicia como nación. Yo creo que los rasgos típicos de Galicia como comunidad nacional deben recogerse, pero la definición final ha de salir del acuerdo necesario entre las fuerzas políticas.

P. ¿Le preocupan las discrepancias públicas ente PSdeG y BNG o lo considera inevitable en un Gobierno de coalición?

R. Todo el mundo tiene aspiraciones de mejorar, y en ese sentido la cohesión de este Gobierno también es mejorable. Sobre todo, porque se nos va a juzgar fundamentalmente por eso. Tenemos que hacer un esfuerzo de unidad, porque a priori se nos supone un déficit en ese flanco. Ahora bien, en el Consejo de Gobierno no hemos tenido una sola fricción. Pasamos la prueba de fuego de elaborar un presupuesto sin que me tuviese que reunir ni una vez con el vicepresidente Quintana. Por lo demás, es lógico que, en un gobierno de coalición la parte minoritaria sienta a veces la necesidad de matizar sus posiciones.

P. ¿En qué ha sido más apreciable el cambio de Gobierno?

R. Sobre todo en la transparencia y la regeneración democráticas. Por primera vez, el presidente comparece en todos los plenos del Parlamento, y en unos días aprobaremos una Ley de Transparencia del Gobierno. Y también, por primera vez en Galicia, hay un acuerdo institucional con empresarios y sindicatos para trabajar en busca de un pacto por el empleo. Hemos aprobado la gratuidad de los libros de texto o la contratación de más profesionales sanitarios. Y hemos puesto en marcha una política económica para acabar con la cultura de la subvención y el clientelismo.

P. ¿Hay algo que esté yendo más lento de lo que esperaba?

R. Me gustaría haber avanzado más en la renovación de los medios públicos de comunicación, en lograr una televisión pública de calidad, plural y plenamente independiente, con contenidos más modernos. De momento, sólo hemos dado algunos pasos tibios. También me gustaría avanzar en la regulación de las subvenciones, la publicidad institucional y las relaciones entre el poder público y los medios de comunicación privados, y en la ley de violencia de género. Espero que en el primer trimestre de 2006 empiecen a llegar los proyectos de ley importantes.

P. ¿Y no percibe cierta ansiedad en sectores que apostaron por el cambio? En su propio partido se quejan de que hay demasiados independientes en el Gobierno.

R. No podemos olvidar que el cambio lo han propiciado cientos de miles de ciudadanos, aunque los que han estado más comprometidos desde una posición militante demanden también más participación y mayor ritmo en la renovación. De ahí proviene esa ansiedad. Por ejemplo, los alcaldes que pertenecen al PSdeG y al BNG han sido víctimas de una política muy sectaria y ahora demandan un vuelco rápido. Pero la Administración tiene sus ritmos. Nada más llegar tuvimos que ponernos a hacer un presupuesto, y eso casi no nos dejó tiempo para otra cosa. Cuatro meses tampoco dan para más.

El presidente gallego, Emilio Pérez Touriño.
El presidente gallego, Emilio Pérez Touriño.ANXO IGLESIAS

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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