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La Generalitat amplía la zona de costa en la que no se podrá construir

Otras 650 hectáreas se suman a las 23.500 que gozan de protección especial

Mientras las comunidades de Valencia y Murcia pugnan por levantar un muro continuo de cemento en la primera línea de mar, el Departamento de Política Territorial ha ampliado en 650 hectáreas las 23.500 de la zona de costa en las que no se podrá construir. La ley catalana, mucho más restrictiva que las de otras comunidades, además, fija en 500 metros de anchura el espacio en el que no pueden entrar las constructoras.

El 25 de mayo se aprobó la norma que declaraba áreas protegidas 23.500 hectáreas de suelo costero. Joaquim Nadal, consejero de Política Territorial, aprobó definitivamente ayer el Plan Director del Sistema Costero con la inclusión de las 650 hectáreas nuevas repartidas en 22 municipios a lo largo de la costa catalana, con lo que se complementa el plan de preservación del litoral.

En este segundo caso, se trata de áreas urbanizables delimitados -aquellas en las que se puede construir cumpliendo condiciones muy restrictivas-, pero que no tenían el preceptivo plan parcial aprobado. Esta circunstancia es la que ha permitido a los representantes de Política Territorial negociar con los respectivos municipios el rescate de estas zonas, dado su interés natural y paisajístico. Así se evita que estas áreas sean urbanizadas y, con ello, la posibilidad de generar un fuerte impacto paisajístico.

Las 650 nuevas hectáreas afectan a 44 sectores y estarán sometidas a dos niveles de protección. El primero, el más duro, comprende 327 hectáreas, que se clasificarán como suelo no urbanizable costero. El segundo nivel afecta a 323 hectáreas, que se mantendrán como suelo urbanizable delimitado, aunque se establecerán determinaciones específicas que fijan los espacios que se tendrán que preservar y establecen directrices para una correcta implantación en el paisaje de las edificaciones que finalmente reciban la aprobación de la Generalitat.

Municipios afectados

Las 650 hectáreas van desde Llançà, en el Alt Empordà, hasta Alcanar, en el Montsià, pasando por Cadaqués, Sant Pere Pescador, Palafrugell, El Masnou, Mont-roig del Camp y L'Ametlla de Mar, entre otras localidades. De ellos destaca la zona de Cap Ras en Llançà, en la que había un anteproyecto para construir 30 casas de lujo y un hotel, y una zona de dunas y marismas en El Vendrell, que constituye casi el único punto de ruptura en el continuo urbano que nace en Sitges y llega hasta Tarragona.

Para evitar que, tras la limitación a la construcción, la presión urbanística se desplace al interior, se favorecerán planes específicos como el Plan del Empordà, que concentra el crecimiento en las grandes poblaciones para evitar que los pequeños núcleos crezcan de forma desmesurada.

Nadal subrayó ayer la importancia de "ordenar y proteger el litoral catalán" y señaló que el plan debe servir para que "las imágenes de los parajes naturales, de las playas y la costa no edificada, no desaparezcan con el paso de los años".

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