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Los iraquíes eligen hoy el primer Parlamento tras Sadam Husein

Los partidos religiosos chiíes temen un fuerte ascenso electoral del ex primer ministro Alaui

Ángeles Espinosa

Un total de 15,5 millones de iraquíes están convocados hoy a las urnas para elegir un Parlamento que, además de designar el primer Gobierno democrático para una legislatura completa desde la caída de Sadam, tendrá potestad para reformar la Constitución aprobada el pasado octubre. Esta posibilidad abre la puerta a una amplia participación de los suníes y, en consecuencia, la esperanza de que su inclusión en el proceso político permita reducir la violencia.

Irak vivió ayer la jornada de reflexión paralizado por las medidas de seguridad. Sólo las protestas chiíes contra la cadena Al Yazira rompieron la inusual calma. Los manifestantes, en su mayoría seguidores del clérigo Múqtada al Sáder, se congregaron ante lo que calificaron de insulto de la televisión árabe contra el gran ayatolá Alí al Sistani, el líder religioso de la mayoría de los chiíes iraquíes. Según las agencias de prensa, las manifestaciones se extendieron desde Nayaf hasta Bagdad, pasando por Basora, Nasiriya, Samawa y la ciudad mixta de Kirkuk.

"Al Yazira, cadena baazista y terrorista" y "Al Yazira, enemiga del islam" coreaban varios cientos de personas frente a la entrada de la zona verde, el perímetro superprotegido del centro de Bagdad en el que se hallan la mayor parte de las instituciones oficiales iraquíes, así como las embajadas norteamericana y británica. El dispositivo de seguridad impidió que atravesaran el puesto de control.

Donde nadie frenó su protesta fue en Ciudad Sáder, un barrio chií de la capital, donde a última hora de la tarde reinaba una gran efervescencia, según relató un residente contactado por teléfono. "Hay muchos coches con altavoces pidiendo el voto para la lista 555 [la de los islamistas chiíes]", manifestó Karim Abu Husam.

Pero lo que comenzó como una defensa del ayatolá chií adquirió tintes políticos cuando los asistentes empezaron a corear consignas contra el ex primer ministro Ayad Alaui. En Nasiriya, una masa encolerizada asaltó e incendió las oficinas de su partido, informó France Presse.

Alaui es un chií laico que se dibuja como el principal rival de los islamistas chiíes en las elecciones de hoy. Durante toda la campaña, los candidatos de ambas listas se han enzarzado en un duelo verbal del que se desprende el temor de los islamistas a perder la hegemonía. El ex primer ministro, favorito obvio de Estados Unidos, combina una imagen de hombre fuerte, muy atractiva para los iraquíes en estos momentos de falta de seguridad, con un perfil mucho menos sectario que sus oponentes. Su mensaje ha tratado de ganarse tanto a los moderados chiíes, desencantados con la coalición que alcanzó el Gobierno en enero, como a los moderados suníes, que entonces boicotearon las elecciones.

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"Voy a votar por Alaui porque me parece mejor que los islamistas de ambos lados, que van a terminar destruyendo el país", confía S. al I. un profesional suní que meses atrás no escondía sus simpatías por la insurgencia. En su opinión, el ex primer ministro es "el único que puede mantener la unidad del país". "Los kurdos ya son otro país y si vuelven a ganar la lista de los clérigos, los chiíes querrán separarse también; necesitamos alguien fuerte, pero que sepa como usar el poder", explica. Aun así, no se hace ilusiones.

S. al I. es representativo de muchos árabes suníes. La perspectiva de elegir a sus propios representantes ha convencido a gran parte de esa comunidad y dividido a la insurgencia que venían respaldando. El Ejército Islámico, grupo que la semana pasada asesinó al estadounidense Ronald Schulz, ha pedido que no se ataquen los colegios electorales. Sin embargo, ayer aparecieron en Ramadi octavillas amenazando de muerte a quien acuda a votar. Al Qaeda y cuatro grupos rebeldes han denunciado las elecciones como "un proyecto de los cruzados", aunque no decían que fueran a interrumpirlas.

El engaño de los votos falsos

"No es cierto. No se ha descubierto ningún camión con votos falsos", zanjó ayer el presidente de la Comisión Electoral, Husein al Hindaui, reforzando el desmentido que poco antes emitió el Ministerio del Interior. Intoxicación o broma de mal gusto, la noticia de la detención de un camión cargado de papeletas falsas cerca de la frontera de Irán había llegado la noche anterior hasta la primera página del prestigioso The New York Times.

Según un funcionario anónimo del Ministerio de Interior iraquí, un camión cisterna cargado con votos electorales falsificados había sido interceptado a última hora de la tarde del martes tras cruzar la frontera iraní. Tanto el camión como su conductor, ambos iraníes, habrían sido detenidos en Badra, 180 kilómetros al sureste de Bagdad. La fuente aseguró a varios periodistas locales que el conductor había declarado que su camión no era el único con esa carga y que otros tres habían cruzado por los pasos de Shalamya, Kifry y Janequín.

Algunos observadores han querido ver en la falsa noticia un nuevo intento de vincular a Irán con el uso de malas artes en Irak. El asunto es especialmente delicado en un momento en que se busca atraer a las urnas a los árabes suníes. La mínima sospecha de fraude no puede sino desanimar a esa comunidad.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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