Inseguridad

Uno no puede por menos que sentir perplejidad ante lo ocurrido con el helicóptero de la Bescam, en el que viajaban dirigentes del PP, deseosos de dar un paseíto por Móstoles, en lo que no deja de ser una de las apuestas más propagandísticas del Gobierno regional ante una de las joyas de la corona: el municipio de Móstoles, con su peculiar regidor, Esteban Parro.

Muchos vecinos veníamos denunciando desde hace tiempo el riesgo que entraña que un helicóptero sobrevuele un entorno urbano durante más de 12 horas al día, en algunas ocasiones a escasa distancia de los edificios, con un ruido ensordecedor, amén de la sensación orwelliana de Gran Hermano que te vigila permanentemente hasta adentrarse casi en tu hogar. Afortunadamente, el accidente quedó en un susto, porque cerca del lugar de los hechos se encuentran institutos, viales y polígonos, lo que hubiese podido provocar una tragedia.

Somos muchos los ciudadanos mostoleños que estamos más tranquilos pensando que, por lo menos durante un tiempo, nuestro cielo no va a estar custodiado por un helicóptero que más que volar, revolotea.

Por cierto, el señor Rajoy, en su larga estancia en el hospital de Móstoles -al resto de usuarios nos suelen despachar en menos tiempo-, podría haberse dado una vuelta por las distintas plantas del recinto para comprobar si los pacientes en él ingresados han sido operados después de un mes, o por el contrario llevan esperando meses, a la espera de que la "lista" de la presidenta de la Comunidad manipule, sin ningún rubor, las listas de espera.