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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La epopeya de un hombre vulgar

El galés Arthur Machen (18631947) es sin duda uno de los grandes autores del género de terror aunque, de manera más precisa, habría que considerarlo como un maestro de esa clase de horror que se desarrolla en un mundo en el que la amenaza de lo maléfico implica la inquietante presencia de lo sobrenatural. También se le considera un precursor de la fantasía de corte gótico, no lejos de su contemporáneo Lovecraft. Pero lo que le caracteriza -y donde se encuentra la raíz de su concepción del mundo y de la escritura- es un gusto por el mundo de la naturaleza que lo retrotrae a la mentalidad inglesa preindustrial en la que es decisiva su vida de infancia en su Gales natal. Ese mundo misterioso y salvaje del campo es el caldero donde se cuece su imaginación y será siempre la representación de sus anhelos de felicidad.

UN FRAGMENTO DE VIDA

Arthur Machen

Traducción de Rafael Llopis

Siruela. Madrid, 2005

160 páginas. 16,50 euros

Darnell, el protagonista de Un fragmento de vida, piensa hacia el final del libro que "nuestros estúpidos mayores nos han enseñado que podemos llegar a sabios estudiando libros científicos y manipulando tubos de ensayo, muestras geológicas, preparaciones microscópicas o cosas parecidas; pero los que se han liberado de tales extravíos prefieren leer, no libros científicos, sino libros sagrados, y saben que el alma alcanza la sabiduría contemplando ceremonias místicas y ritos complejos y singulares". Hoy en día, que el mito del progreso ha sufrido un duro revés, esta actitud no suena tan reaccionaria en la medida que expresa la nostalgia del hombre tecnológico por la pérdida de los dioses con los que se relacionaba, para bien y para mal, a través de la naturaleza. El género de terror se ha nutrido frecuentemente de los misterios insondables y amenazantes de la naturaleza, atribuyendo a ésta un papel maligno, un poder de temblor e incertidumbre que se alimenta de los miedos atávicos del ser humano. Machen, gran conocedor de temas de ocultismo y metafísica, hizo oscilar su mundo literario entre el anhelo de libertad unido a la naturaleza y la ominosa presencia de lo maligno en la vida cotidiana; pero este libro, publicado en 1906, es decir, en el asentamiento en la madurez, no pertenece propiamente al género terror sino al género fantasía; y es un libro verdaderamente singular.

Edward Darnell es un "escribiente inglés de la City florecido a finales del siglo XIX" al que la vida "le afirmaba con toda seguridad que el mundo real y verdadero era el que podía verse y palparse". Por ello y en sus circunstancias, su vida es átona, monótona, su subsistencia es precaria, su horizonte se limita a un modesto barrio londinense del que sólo saldrá camino de su tumba. Y lo que este libro va a contarnos es la extraordinaria transformación de este hombre, el cambio de conciencia que va a producirse en él. En el primer capítulo, Machen pinta de manera tan convincente como abrumadora la pequeñez de la vida del matrimonio Darnell. En el segundo, Edward le cuenta a su esposa (son un matrimonio que se quiere sobre su propia mediocridad) un paseo juvenil por Londres y el recuerdo de ese paseo en el que vio otro Londres, en el que inventó su propio Londres al recorrerlo y, al hacerlo así, paseó por el otro lado de la vida, por el lado de la felicidad y la libertad de sensaciones, caminando "como si llevara puestas las gafas mágicas del cuento y, justo como el personaje del cuento, y seguí avanzando y adentrándome en esa nueva luz". A partir de aquí, su conciencia se abre.

Ése es el cambio. Las tinieblas no pueden engañar ya al que ha visto la luz. Y por entre la tiniebla triste de su vida emerge el deseo en busca del conocimiento. Lee y lee, busca y busca. Ahora se dedica a perseguir lo que quizá parezca un sueño, pero él sabe que pertenece también a la realidad. Y así, entre deseo y realidad, su vida se ve afectada por la necesidad de distinguirse de los demás y ser él mismo, y en ese punto acuden en su ayuda no sólo su infancia sino la cadena familiar que le lleva hacia sus antepasados, es decir, hacia aquel mundo en el que los ritos pertenecían a una relación sagrada entre el hombre y las cosas. Ahí es donde revela a su esposa el origen de sus antepasados, olvidado entre las sombras de su vida actual, "y también le contó que, siglo tras siglo, la raza había ido empobreciéndose, hasta que por fin nada les quedó sino el caserón gris y unos pocos acres de tierra bordeando el río". A ese caserón del Oeste es adonde desea volver Darnell. Cuando su esposa interrumpe su relato para que vuelva a la salita de su casa donde él le está contando su cambio de conciencia, responde: "Es la antigua sangre que me llama a la antigua tierra. Me olvidaba de que soy un escribiente de la City".

La aventura de Darnell em-

pieza y termina en Londres y lo que nos cuenta Machen es un cambio de espíritu capaz de trascender la mediocridad y la sumisión y de recuperar una vida en el orgullo del cual procede ya que, "a partir de entonces su leyenda está llena de hechos imposibles y parece adquirir la semblanza de los relatos del Grial". Ésta es la sencilla historia de un hombre vulgar en busca de su imaginación perdida. Un relato breve, desnudo, simbólico, sentimental y encantador.

Calle de Londres alrededor de 1900.
Calle de Londres alrededor de 1900.CORBIS

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