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Israel pone en marcha un plan para matar a jefes de Yihad Islámica

Hasta nueva orden los territorios palestinos permanecerán sellados. Es sólo la primera medida adoptada por el Gobierno de Israel -horas después de que un suicida asesinara a cinco personas a las puertas de un centro comercial de Netania- destinada a matar a los jefes de la Yihad Islámica. "Hemos decidido una operación mucho más amplia, más profunda y más intensa contra las infraestructuras de Yihad Islámica", aseguró a la Radio del Ejército el ministro de Defensa, Saul Mofaz.

Este movimiento fundamentalista reivindicó el ataque terrorista como respuesta al asesinato, el 27 de octubre, de Shadi Mohana, dirigente de su brazo armado en el norte de Gaza. La víspera, otro suicida había acabado con la vida de seis civiles en la ciudad israelí de Hadera. El suma y sigue de muertes tiene todos los visos de continuar.

A diferencia de Hamás, la Yihad Islámica, que no se presenta a las elecciones generales palestinas del 25 de enero, es una organización sin gran arraigo popular. Su feudo se halla en las ciudades de Tulkarem, Nablus, Yenín y en aldeas próximas. Será en esta región, a escasos kilómetros de Netania y Hadera, donde se concentrará la ofensiva militar israelí. Pero la clausura de los territorios la pagará toda la población de Cisjordania y Gaza. Especialmente, los miles de obreros a los que se prohíbe acudir a sus trabajos en territorio israelí. Sin embargo, el paso fronterizo de Karni, por el que transitan las mercancías hacia y desde Gaza, permanecerá abierto.

Relativa calma

Las redadas van a recrudecerse. Y eso que han sido constantes en los últimos meses de relativa calma: 1.200 militantes fundamentalistas y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, vinculadas a Al Fatah, el partido del presidente palestino, Mahmud Abbas, han sido detenidos. El padre, tres hermanos del suicida de Netania y otras 10 personas fueron capturados ayer. La policía de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) también arrestó a una decena de activistas de la Yihad, detenciones totalmente insuficientes para satisfacer al Ejecutivo de Ariel Sharon, que presiona en los frentes militar y diplomático para acorralar a las milicias palestinas y a la ANP.

Si en las últimas semanas el fuego de artillería se limitaba a las zonas desde las que los milicianos palestinos lanzan cohetes artesanales sobre territorio israelí, las autoridades militares amenazan ahora con disparar proyectiles y misiles, previo aviso, sobre zonas habitadas para destruir los edificios desde los que, según asegura el Ejército, parten ahora los cohetes Kasam. Mientras, Abbas, presionado por EE UU, intentaba ayer forzar a las facciones palestinas a detener los ataques contra Israel. Pero es casi la norma que en los periodos electorales en Israel -los comicios se celebrarán el 28 de marzo- la violencia se desata, las disputas con los países árabes o Irán se amplifican, y se convierten en asuntos cruciales de la campaña. La derecha israelí suele sacar tajada en las urnas.

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