Frenazo a la paz
El atentado en la ciudad costera israelí de Netania cometido por un militante suicida de la Yihad Islámica, con un saldo de cinco muertos, frustra gravemente las esperanzas que en los últimos meses había despertado el errático proceso de paz en Oriente Próximo tras el desmantelamiento de los asentamientos judíos en Gaza y la retirada militar israelí. La acción deja muy tocada la débil tregua que palestinos e israelíes mantienen desde febrero. El guión es siempre el mismo, y las consecuencias, por desgracia, también: a una acción salvaje de las organizaciones radicales palestinas responde Israel con bombardeos, asesinatos selectivos y la destrucción de viviendas de los familiares de los autores del crimen.
La Yihad Islámica no parece creer que haya espacio para el diálogo negociado, ni siquiera un milímetro, para hacer posible la paz con el enemigo a la luz del atentado de ayer y el cometido a finales de octubre, que causó la muerte de otros seis israelíes. El grupo integrista ya anunció que no participará en las elecciones legislativas palestinas del próximo enero, a diferencia de Hamás. Con ello no le deja al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, otro margen que no sea el recurso a la persecución policial para desmantelar la estructura de la fanática organización islamista. Israel acusa ahora a Abbas, como ya sucediera en la época del fallecido Yasir Arafat, de no tener ni la voluntad ni la capacidad para acabar con las redes terroristas.
Abbas y su partido, Al Fatah, se juegan mucho en la cita electoral de enero, en la que parte como favorito Hamás. El sangriento suceso de Netania es un golpe directo al líder de la AP, pero también a los dirigentes de este otro grupo extremista palestino con objeto de comprometer el éxito de unos comicios que en teoría podrían reforzar la tregua, gracias al respaldo de Hamás, y contribuir a frenar el terror.
El atentado de ayer deja igualmente en posición delicada al jefe del Gobierno israelí, Ariel Sharon, obligado a reaccionar militarmente, como así lo ha exigido su ministro de Defensa, Saul Mofaz, mientras el país se prepara para unas elecciones anticipadas a finales de marzo de 2006. Sharon ha decidido abandonar el conservador Likud, que le critica la retirada de Gaza, y fundar un partido centrista al que ha invitado al laborista Simón Peres. Paradójicamente, el anciano halcón se ha convertido en la mejor esperanza israelí para que el proceso de paz no descarrile.
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