Tolox celebra en el Día de las Mozas su triunfo ante los moriscos

Los cerca de 2.500 habitantes de la villa de Tolox (Málaga) retroceden casi 500 años el día de la Inmaculada, 8 de diciembre, y se alzan en armas para defender este municipio de calles empinadas y encaladas que se levanta a los pies de la Sierra Blanca y Parda, en pleno Parque Natural de la Sierra de las Nieves.

Cuenta una leyenda del pueblo que en las navidades de 1539 la población morisca que aún vivía en Tolox gracias a la autorización de los Reyes Católicos -que arrancaron la villa del dominio musulmán en 1485-, se levantó en contra de la mayoría católica, forzando una dura batalla que, a la postre, acabaría con su total expulsión del pueblo.

El enfrentamiento entre dos mujeres, una musulmana y la otra católica, por hornear confituras en primer lugar fue el detonante de la batalla entre los dos bandos. Ante la resistencia que plantearon los moriscos, los toloxeños buscaron ayuda en el pueblo vecino de Alozaina, cuyos habitantes tuvieron la idea de avanzar tocando caracolas, campanas y cencerros con tal estruendo que los moriscos emprendieron la huida al creer que se acercaban varios batallones de tropas para liberar a los católicos atrincherados en la iglesia del pueblo.

Casi 500 años después, Tolox revive este capítulo de su historia. El Día de las Mozas, los vecinos ocupan las calles del pueblo haciendo sonar los cencerros y participan en un festín a base de productos típicos de la zona. En la plaza alta, los mayores del pueblo preparan varios peroles de sopa tolita (sopa de tomate, huevos, aceite, cebolla, sal y limón), caldo que se acompaña con otros platos típicos como el chivo en caldereta, embutidos, queso fresco y un sinfín de dulces de su rica repostería de herencia árabe, como el pan de higo pintao, un dulce de higos y frutos secos adornado con almendras pintadas a mano. Y todo regado con los vinos de la zona y el excelente mosto toloxeño. Durante esta fiesta, se celebra un festival folclórico, en el que el fandango de Tolox es el baile estrella. Música, gastronomía y mucho ruido para que la tradición perviva.