Conocer al padre

Tan sólo un filme de ficción, de 1980 y dirección de Pedro Sota, es el parco bagaje que la volcánica y muy contradictoria personalidad de Sabino Arana, el fundador del Partido Nacionalista Vasco, ha dejado en el cine español. De ahí que debe ser bienvenida la llegada de otro acercamiento a su vida y su obra, esta vez un documental y, como empieza a ser regla en algunos productos que se adentran en la realidad del País Vasco, por fortuna plural en las intervenciones convocadas. El responsable es Javier Santamaría, y frente a su cámara desfilan desde personalidades públicas del PP vasco, como María San Gil, Antonio Basagoiti o Iñaki Oyarzábal, hasta notorios batasunos, como Jon Idígoras o Joseba Álvarez; desde nacionalistas catalanes, como Pujol o Carod Rovira, hasta sociólogos, periodistas o profesores amenazados por ETA; desde especialistas en la obra sabiniana hasta el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Y ni siquiera falta un ex etarra con responsabilidades de mando, Xavier Zumalde.

Por la simple enumeración de las intervenciones, se comprende fácilmente que Sabino Arana no es un documental histórico sino una palpitante rodaja de realidad, un rompecabezas que deberá montarse el espectador tras la literal avalancha de intervenciones (son nada menos que 38 las personas entrevistadas) que la película vehicula. Claro que se habla del legado sabiniano, como es lógico, pero se habla también del País Vasco hoy, de terrorismo, de salidas. Y lo que emerge es un retrato apasionado y contradictorio del padre del nacionalismo vasco, tal vez no muy diferente del que se podría hacer de un Prat de la Riba, el padre del nacionalismo catalán, o de cualquier prohombre del nacionalismo español de su mismo tiempo. Puede servir para aclarar conceptos y para acercarse a la obra de un personaje contradictorio.