Clos no será candidato si sus malos resultados en las encuestas acaban arrastrando al PSC

La baja nota que ha obtenido el alcalde de Barcelona, Joan Clos, en la última encuesta municipal y el estado de opinión cada vez más crítico hacia la labor de gobierno han incrementado la preocupación en el partido de los socialistas. Inquietud contenida, porque nadie cuestiona -oficialmente- la idoneidad de Clos como candidato del PSC en las municipales que se deben celebrar en la primavera de 2007. Los socialistas catalanes temen que la escasa valoración de Clos arrastre el PSC. Llegado este caso, que todavía no se produce, el PSC no descarta un cambio de candidato.

Por otra parte, las cuitas del PSC tanto por la tramitación del Estatut, como por el devenir del propio Gobierno catalán amén de episodios especialmente virulentos -como el reciente ataque del Partido Popular hacia destacados dirigentes del PSC, especialmente José Montilla-hace que, en orden de prioridades, el Ayuntamiento de Barcelona no esté en los primeros puestos. Esto no quiere decir que lo pueda estar a partir de la próxima primavera si no se produce un cambio de tendencia. Es la reflexión que hacen destacados dirigentes del Partit dels Socialistes preguntados por este diario.

No ven en el horizonte próximo un replanteamiento de quién debe ser el cabeza de lista de los socialistas en las municipales de 2007 -el PSC por boca de su secretario de organización, José Zaragoza, manifestó el pasado mes de julio que Clos optaría a la reelección y esa es la firme voluntad del alcalde- pero tampoco descartan un golpe de timón si no se recupera terreno y mejora la valoración de la gestión municipal y el liderazgo de Clos.

Desde el PSC y también en boca del portavoz del gobierno municipal, Ferran Mascarell, se insiste en que el bajón responde más a coyunturas como la que se ha dado estos últimos meses con la polémica -amplificada mediáticamente, en opinión de algunos- sobre la suciedad y el incivismo que a una valoración de conjunto.

Sin embargo, un vistazo a la evolución de las encuestas municipales demuestra que las coyunturas parecen ser más de una. En realidad, son un encadenamiento desde marzo de 2004. Ese mes la calificación de "buena o muy buena" obtuvo el 56,9% y, en el otro extremo, la "mala o muy mala" fue del 15,8%. En diciembre de ese año, una vez acabado el Fórum, lo "bueno" había perdido 12 puntos, los mismos que había ganado lo "malo". El panorama de la evaluación de la gestión empeoró decididamente en la encuesta de marzo de 2005 -en pleno desastre del hundimiento del Carmel- y lo "malo" trepó 14 puntos, hasta ser representar el 41,1%. En el otro extremo, la calificación de "bueno o muy bueno" cayó al 35,6%. Tres meses después, en la encuesta de junio, el descontento agudo pareció contenerse y fue la respuesta que dieron el 34,3%; la que creció más fue la calificación de regular. En la última encuesta, la de octubre, la consideración de "malo" fue la escogida por el 38,3% de los encuestados y la de "buena" subió ligeramente, tres puntos. Dirigentes socialistas consideran que, en algún caso, se ha producido un proceso de "culpabilización" hacia Clos. En concreto, por el episodio del Carmel, un túnel de una obra que no construía el Ayuntamiento, sino el Gobierno catalán. Pero lo que por ahora les tranquiliza es que la intención de voto de las mismas encuestas no refleja mucho desgaste de la marca del PSC. Ha bajado del 30,5% de marzo de 2004 al 27,7%. Y no ha sido el único. "Mientras eso no se tuerza, no hay que alarmarse. Los partidos son, por naturaleza, conservadores y con una intención de voto en esos niveles sería arriesgado un cambio", argumentaba un dirigente del PSC. Por si acaso, la organización apuesta por apoyar de forma clara algunas de las cuestiones ahora en el candelero, como la nueva ordenanza municipal.