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Un superviviente del holocausto encuentra el oro escondido en el campo de exterminio

El judío Adam Frydmann, superviviente del holocausto, se vio ante todo lo contrario de un pasado dorado, pero sí ante oro del pasado al visitar el campo de exterminio de Majdanek junto a Lublin, en el este de Polonia. Según diversos medios internacionales, el hombre de 82 años preso en ese campo de Majdanek, encontró la pasada semana joyas, relojes y monedas de oro en el mismo sitio en el que los presos del campo enterraron aquellas pertenencias valiosas que lograron ocultar a la vista de los guardias que les revisaban antes de entrar.

Frydmann, quien emigró a Australia, regresó al lugar de sus pesadillas con motivo de una película documental. Viajó acompañado de un equipo de rodaje proveniente de Nueva York, con arqueólogos israelíes e investigadores, documentalistas ingleses y estadounidenses, además de otro hombre y dos mujeres que estuvieron presos allí. Hacía 62 años que Frydmann no pisaba aquella tierra donde respiró la muerte. Tenía 20 años, en 1943, cuando lo deportaron junto a su padre y a su hermano del gueto de Varsovia a Majdanek. En el lugar, el segundo después de Auschwitz en cuanto a las cifras de exterminio, murieron entre 1941 y 1944 por lo menos 320.000 personas de un total de 500.000.

En su intento de rescatar el pasado haciendo un recorrido por su memoria personal, Frydmann se dirigió con el equipo directamente al lugar donde sospechaba seguía el pequeño tesoro. Efectivamente, el grupo lo descubrió a 35 centímetros por debajo de la superficie. Vieron ahora la luz del día unos 20 anillos de boda de mujeres, un macizo brazalete de oro, dos relojes, gafas, pendientes, una medalla de oro con una miniatura católica, un billete de 10 dólares del 1894 y 15 monedas de oro estadounidenses. Los prisioneros enterraron lo poco que les quedaba, porque "era la última manera de oponerse", explicó Frydmann a la agencia australiana AAP. En un principio, algunas de las víctimas creyeron que el oro podía servirles para ganarse la confianza de los guardias y salvar así su vida. Otro superviviente del holocausto australiano, David Prince, que acompañó a su mujer Ella, presa de Majdanek, dijo sobre el motivo del entierro de los objetos de valor, que las víctimas quisieron que "exactamente personas como nosotras las encontráramos".

El director del centro conmemorativo de Majdanek, Edward Balawejder, sostiene que se trata de un "verdadero tesoro, no solamente por su valor financiero, también como prueba de la tragedia que se desarrolló en este campo de muerte".

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