La mala educación
Es curioso cómo en este país se da tanta importancia a la enseñanza de la religión en las escuelas y cómo en el día a día se refleja tan poco el resultado de una supuesta educación cristiana. Yo fui, como tanta gente de mi generación, a un colegio religioso. Tengo un recuerdo estupendo, si bien la inversión de mis padres resultó pésima: un hijo ateo que les ha aportado tres nietos que no van a clase de religión en un colegio público.
Todo esto viene a que recientemente, después de siete horas de espera en Barajas por los retrasos ocasionados por la niebla, una mujer con sus dos hijos y su madre y un montón de artilugios y maletas necesitaba ayuda para embarcar, pero nadie hizo el más mínimo gesto. Me acerqué y me ofrecí a ayudarla, como intento hacer siempre. La mujer me dio las gracias con una sonrisa tan increíble que me emocioné. Y pensé, ¿dónde está toda esa gente que se dice cristiana.
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