Una carpintería social
Azahara Sur es una empresa social que busca la inserción social de los enfermos mentales en Córdoba
Nueve de cada diez esquizofrénicos dependen de su familia económicamente y el 73% de las aproximadamente 400.000 personas que sufren este trastorno mental en nuestro país ni estudia ni trabaja. El informe Abordaje Clínico de la Esquizofrénica en España establece que el paciente medio de este tipo de patología es un varón, de 36 años, soltero y con un nivel de estudios bajo. Además, su enfermedad fue diagnosticada cuando contaba entre 17 y los 25 años.
Gregorio Gutiérrez, que nació en Córdoba hace 41 años, encaja en el perfil medio de este tipo de enfermos. Hombre, soltero, vive con su familia, le detectaron la enfermedad a los 17 años... Pero Gregorio se sale del retrato estándar en un aspecto: Forma parte del 20% de esquizofrénicos que trabaja en nuestro país.
En Faisem trabajan 200 personas con problemas de salud mental en la región
Desde hace un año y medio, está empleado en Azahara Sur S. L., una empresa social dedicada a la carpintería y al reparto de camas especiales para la red de centros del sistema sanitario andaluz.
Gregorio cuenta que ahora tiene un contrato indefinido y que quiere conservarlo. También explica que, de niño, no le gustaba mucho la escuela y que empezó a trabajar recogiendo cartones a los seis años. Ha sido camarero, albañil, jornalero...
"Emocionalmente estoy más tranquilo desde que trabajo aquí", dice Gregorio, quien recibe normalmente su tratamiento de tranquilizantes.
La carpintería en la que trabaja Gregorio hay ocho empleados. Seis padecen enfermedades mentales y dos no. La ley establece que las empresas sociales, para denominarse así y recibir las ayudas pertinentes, tienen que tener un 70% de personas con problemas mentales en su plantilla. Prevén que este año facturarán unos 80.000 euros, 10.000 más que el año anterior.
La empresa depende de FAFaisem (Fundación Andaluza para la Integración Social del Enfermo Mental), una asociación sin ánimo de lucro dependiente económicamente de la Junta. Esta asociación tiene nueve compañías de este tipo repartidas por la comunidad en las que trabajan unas 200 personas con problemas de salud mental.
Antonio Sánchez es el responsable de la carpintería de Córdoba. Dice que no "hay ninguna diferencia" entre trabajar con esquizofrénicos y personas sin trastornos. "Quizás, el ritmo sea lo único. Tardan un poco más, pero en el resto son totalmente normales".
Sánchez afirma que no ha tenido problemas con la convivencia y, con una sonrisa, sostiene que el único que se ha cortado hasta ahora con alguna de las herramientas ha sido él.
Pero, antes de hacerse cargo de Azahara Sur, este profesional tenía una imagen completamente distinta de este tipo de enfermos. "Me imaginaba que eran algo violentos... Pero nada, no he visto ni un solo brote. Incluso, yo me altero más", afirma el encargado de la carpintería.
"Este trabajo", explica Gregorio, "me facilita la convivencia con mi familia y con la sociedad".
Tras la reforma psiquiátrica puesta en marcha a mediados de los años ochenta, que trató de eliminar los espeluznantes manicominos en Andalucía, el Servicio Andaluz de Salud estableció un plan de diagnóstico y tratamiento.
En este momento, los equipos de salud mental de la región hacen de puerta de entrada de los pacientes. Los especialistas de estos equipos primarios derivan a su vez a los enfermos a las unidades de rehabilitación, a las de salud mental infantil y juvenil, a las de rehabilitación o a las comunidades terapéuticas.
Parte del tratamiento pasa por las manos de FAISEM que dispone, según los datos de 2004, de 24 casas hogar, 96 viviendas supervisadas, 35 residencias y un programa de apoyo domiciliario. Además, tienen 95 talleres ocupacionales, a través del que accedió Gregorio a su puesto de trabajo en la carpintería.
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