El jaque del jeque
Los ajedrecistas de silicio ganaron de nuevo a los humanos, lo que augura el fin del debate hombre-máquina
Pronto, en pocos años, dejará de tener sentido que hombres y computadoras se enfrenten sobre un tablero de ajedrez. Eso se deduce de la derrota en Bilbao, por 4-8, de tres excampeones del mundo ante tres rivales de silicio. De estos, el más impresionante es el programa Hydra, que calcula más de 100 millones de jugadas por segundo. Su propietario, un enigmático jeque árabe, ya ha marcado los dos últimos objetivos de un reto deportivo y científico que empezó hace medio siglo.
El torneo de Bilbao 2005, clausurado el miércoles, ocupará probablemente un lugar importante en los anales, como ya ocurrió en 2004, cuando los mismos tres ajedrecistas inhumanos (Hydra, Fritz y Junior) vencieron por 8,5-3,5 a un equipo de grandes maestros un poco menos fuerte que el de esta edición. Además, el ucranio Ruslan Ponomáriov, el uzbeko Rustam Kasimyánov y el ruso Alexánder Jálifman venían ya prevenidos, tras analizar a conciencia las partidas de 2004. El servidor que ofrecía las jugadas en directo por Internet se colapsó, y todos los protagonistas se marcharon con la sensación de haber hecho algo histórico, además de pasárselo muy bien: "Nos extrañó que el primer documento enviado por la organización fuera una detallada relación de las comidas y cenas en distintos lugares, y, sólo después, el horario de lo que íbamos a hacer entre comidas y cenas. Pero luego comprobamos que todo el montaje era muy profesional, y que la gastronomía aquí es algo sagrado". Este era el comentario unánime en la sala de exposiciones de la BBK, patrocinadora junto al Ayuntamiento y Euskaltel.
Un enigmático jeque dirige al potente 'Hydra' desde su palacio de Abu Dabi
El austriaco Chrilly Donninger, programador de Hydra, era el más contundente en sus conclusiones: "La combinación de fuerza bruta y conceptos de estrategia que hemos logrado introducir en las máquinas las hará muy pronto imbatibles por el hombre, que además acusa mucho el cansancio, y por tanto comete imprecisiones, a partir de la cuarta hora de juego". El alemán Matthias Feist, uno de los programadores de Fritz, coincidió: "Dentro de poco, que un gran maestro de élite mundial gane una sola partida a una computadora será ya un éxito enorme. Ganar un duelo a varias partidas será una quimera". Y el israelí Amir Ban, padre de Junior, remachó: "Estamos tapando casi todos los puntos débiles que teníamos en estrategia, y como en la táctica somos invencibles, el final de la rivalidad entre hombres y máquinas está muy próximo".
Para que esa meta se logre sin duda alguna, el jeque propietario de Hydra, que dirige a su equipo de colaboradores por teléfono desde su palacio de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), sin ningún afán de protagonismo y sin desvelar siquiera su nombre, ha marcado los dos próximos objetivos: derrotar en un duelo al nuevo campeón del mundo, Véselin Topálov, el búlgaro de Salamanca, quizá en 2006, y triunfar en el torneo de Linares (Jaén), el Wimbledon del ajedrez, tal vez en la edición de 2007, si fructifican las negociaciones que acaban de empezar. Es el gran jaque del jeque.
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