Una exposición recorre la historia de las ediciones ilustradas del 'Quijote'
La exhibición se abre mañana en la Universidad Autónoma
En 1863 se publicó en Francia una traducción del Quijote embellecida con grabados de Gustave Doré. Aquellas estampas consiguieron pronto una gran celebridad y se han seguido reproduciendo hasta nuestros días. No obstante, el idilio entre la obra maestra de Cervantes y los más renombrados pintores de épocas diversas, desde Francisco de Goya a Salvador Dalí, comenzó mucho tiempo atrás. Así, en 1662 aparecía en Bruselas la primera edición en castellano con ilustraciones, unas láminas atribuidas a Frederik Bouttas.
La exposición Imágenes del Quijote, que se inaugura mañana en la Sala de Revistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) -donde permanecerá hasta el 2 de diciembre-, propone un recorrido didáctico por las profusas ediciones ilustradas del gran clásico cervantino.
La exhibición, de la que es comisario Rafael Ramos (Universidad de Girona), arranca con las ediciones primitivas sin grabados del Quijote, publicadas entre 1605 y 1608, y concluye con las interpretaciones pictóricas del hidalgo a cargo de artistas contemporáneos, como José Segrelles, Manolo Valdés y Eduardo Arroyo, entre otros. Aunque existía algún precedente temprano, la obra de Cervantes no se acompañó de una serie de dibujos más o menos completa hasta 1657, año en el que se publica en Holanda una versión impresa por Jacobo Savry, cuyos dibujos servirían de inspiración al mencionado Bouttas. A partir de entonces, la iconografía flamenca tendrá un gran peso en la trayectoria ilustrada del Quijote.
Entusiasmo popular
La entusiasta acogida de los grabados motivó que durante dos siglos fuera inconcebible la publicación del libro sin dibujos, algo perceptible en los materiales reunidos en la exposición. En el siglo XVIII se multiplicaron las ediciones de bolsillo por el gran éxito popular del Quijote. Esta tendencia se inicia en 1744, cuando dos impresores, de nuevo holandeses, publican en La Haya una versión de la obra dividida en cuatro tomitos preciosistas. Entre los ejemplares exhibidos, destacan las ediciones dieciochescas promovidas por la Real Academia Española, que encargó las ilustraciones a algunos de los dibujantes más afamados de la época, entre los que se encontraban Antonio Carnicero y José del Castillo. Goya fue otro de los pintores incluidos en el proyecto, pero sus grabados no fueron finalmente utilizados.
Con el transcurrir de los años, el prestigio literario del Quijote crece entre los intelectuales, sin dejar de ser leído con gusto por el pueblo. A lo largo del siglo XIX, aparecen ediciones eruditas y cuidadísimas, y otras más manejables destinadas a la venta masiva. Sin duda, las ilustraciones de Doré fueron las más célebres e imitadas. La iconografía realista del artista francés se convirtió en el estilo predominante, aunque no tardarían en llegar interpretaciones más imaginativas. La original versión de Daniel Urrabieta Vierge, alejada de todo academicismo, renovó la manera tradicional de ilustrar la novela. Sus estampas, también presentes en el itinerario, aparecieron por primera vez en una traducción inglesa de 1904, si bien no serían reproducidas en una edición española hasta 1916. El envite creativo de Urrabieta abrió camino a visiones menos encorsetadas. Es el caso de las ilustraciones de Salvador Dalí y Antonio Saura.
Además de esta exposición, organizada con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, la UAB completará los festejos cervantinos con unas jornadas sobre el libro, que se celebrarán los días 1 y 2 de diciembre, en las que participarán, entre otros, Fernando Valls, Carme Riera, Francisco Rico y José Manuel Blecua.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.