En demanda de otro Mediterráneo
La ocupación de Palestina, el acceso a la vivienda y las políticas neoliberales, objeto de las protestas de los activistas
No hay cumbre sin contracumbre. O sin actos de protesta contra las políticas que desarrollan los mandatarios que estos días se citan en Barcelona. Aunque mucho menos multitudinarios que en otras citas que ha vivido la capital catalana, la ciudad fue escenario de actos de protesta desde mediodía. Primero contra las actuales reglas del comercio internacional, la ocupación de Palestina y el Gobierno israelí. Y por la tarde para criticar una cuestión que toca más de cerca a los ciudadanos de Barcelona, como el difícil acceso a la vivienda.
La bicicletada de solidaridad con el pueblo palestino partió a mediodía de la plaza de la Universitat. Apenas un centenar de personas participaron en la protesta, que se detuvo ante la Bibilioteca de Cataluña, en la calle del Carme, donde un portavoz leyó un manifiesto en el que criticó a la Generalitat por contratar un programa informático hecho en Israel para las bibliotecas públicas. La segunda parada de la comitiva se produjo al final de La Rambla, en el Gobierno Militar, donde los manifestantes colgaron una pancarta contra la venta de armas a Israel.
Chabolear Barcelona era el lema de la protesta de la tarde, en la que los organizadores pretendían entregar al Parlament una Carta de medidas contra la violencia inmobiliaria y urbanística, un texto que, entre otras cuestiones, sugiere que las administraciones pongan límite al precio de la vivienda y que se detengan los planes urbanísticos que hay en marcha hasta evaluar el impacto que tendrán sobre los barrios.
Los 200 participantes, sin embargo, no pudieron ni siquiera acceder al parque de la Ciutadella. El recinto fue cerrado y rodeado por un impresionante cordón policial. Pese al cierre, los manifestantes montaron una decena de chabolas junto a la valla del parque que queda justo enfrente del Museo de Zoología. Aunque la Guardia Urbana les invitó a marcharse, a última hora de ayer aseguraban que no pensaban irse hasta que se escuchasen sus demandas.
La parte más reflexiva tuvo lugar por la tarde en el Centro de Cultura Contemporánea. No al Mediterráneo del capital y la guerra fue el lema que presidió la contracumbre, que contó con la participación de activistas antiglobalización, entre ellos la escriptora egipcia Nawal al Saadawi. Al Saadawi criticó la creciente "americanización" de los países árabes y el auge de los movimientos fundamentalistas: "George Bush y Osama Ben Laden son gemelos", concluyó.
En el acto, al que asistieron 150 personas, se reclamó un giro radical a la política comercial euromediterránea porque "consolida la dependencia de los países árabes" y "transforma Europa en una fortaleza", declaró el activista francés Jean Luc Cipiere. "Europa necesita mano de obra morena para asegurar la prosperidad económica, y la pobreza no se soluciona repartiendo sopa", sentenció la altermundialista marroquí Lucile Daumas.
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