Milà asegura que en 2008 Barcelona tendrá agua garantizada en el 98%
El director de Aguas de Barcelona reclama al consejero la conexión del Ebro y el Llobregat
Barcelona tendrá agua con una garantía del 98% dentro de dos años, gracias a las obras que sustituyen a las previstas en el abolido Plan Hidrológico Nacional. Unas obras, dijo el consejero de Medio Ambiente, Salvador Milà, cuyo importe hasta 2014 suma 7.022 millones de euros. Milà predicó en campo contrario, el Círculo de Economía, y el director general de Aguas de Barcelona, Àngel Simón, aprovechó para reclamar la conexión entre la red Ter-Llobregat y el Ebro.
Se enfrentaban dos concepciones del medio ambiente, en general, y del sistema idóneo para el suministro de agua a la región metropolitana, en particular. Por un lado, el director general de Aguas de Barcelona, Àngel Simón, y Josep Dolz, catedrático de la UPC. Por el otro, Milà y el ecólogo Ramon Folch.
Simón pidió formalmente que se proceda a conectar la red de aguas de Tarragona, que llega hasta Cunit, con la de Aguas Ter-Llobregat, que abastece hasta Vilanova. No desdeñó el trasvase del Ebro como solución definitiva, pero dejó que fuera Dolz quien la defendiera con ahínco, señalando que era la más idónea. Entre sus virtudes apuntó la de ser una solución "definitiva" y un cierto apoyo político, aunque este trasvase ha sido rechazado por los tres partidos que gobiernan en Cataluña y el PP tampoco ha mostrado nunca un apoyo decidido. Es decir, sólo tiene el apoyo de CiU. Dolz pidió además que cese la confrontación política sobre el agua. "No es posible continuar usando la política del agua como elemento de confrontación entre partidos", dijo. Lo que sirvió para que uno de los asistentes (la sala estaba llena) apostillara: "En efecto, eso del agua es para expertos, por tanto, nada de partidos. En vez de elecciones, que haya oposiciones".
La réplica le llegó de Ramon Folch, que empezó defendiendo criterios económicos para sus propuestas. Folch sostuvo que en Cataluña cae del cielo cada año mucha más agua de la que se consume, por lo tanto, no es necesario un trasvase. "No me opongo a un trasvase por razones religiosas o metafísicas", dijo, sino porque hay soluciones más idóneas y más baratas, aseguró, recordando que economía y ecología están emparentadas en su inicio.
También Milà defendió que el precio del trasvase, el del Ebro, pero sobre todo el del Ródano, es mucho más alto que actuar sobre el agua que ya está en el territorio: recuperar acuíferos contaminados, limpiarlos y ponerlos a disposición de la ciudadanía. En especial, sostuvo, hay que limpiar los acuíferos del Ter contaminados por nitratos y los del final del Besòs, lo que, aseguró, ya se está haciendo. Estas medidas se prevén con la construcción de la desaladora del Llobregat y la ampliación de la del Tordera.
Milà dio algunos datos: el trasvase constaría de no menos de 139 millones de euros y aportaría unos 112 hectómetros cúbicos, con la posibilidad de llegar a los 190 hectómetros cúbicos. Las medidas adoptadas para conseguir recursos producirán 145 hectómetros cúbicos y tendrán un coste de 120 millones de euros.
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