Más concreción
Es indudable que las relaciones entre España y Portugal pasan por un buen momento y que los recelos de antaño por parte lusa sobre la expansión de las inversiones españolas en el país vecino se han reducido al mínimo. Pero también es cierto que las buenas vibraciones desde la llegada al poder del socialista Socrates el pasado febrero deberían desembocar en algo más que bonitas palabras y compromisos que luego no se cumplen. Es de esperar que la cumbre de Évora concrete algo más respecto a la puesta en marcha del Mibel (Mercado Ibérico de la Electricidad) y al desarrollo de la línea del tren de alta velocidad.
Respecto a la liberalización del mercado eléctrico en la última de estas reuniones, el pasado abril en Madrid, el presidente Zapatero aseguró en público que el Mibel entraría en vigor el pasado junio tras sufrir varios parones, y su homólogo portugués afirmó que tenía en proyecto expandir la apertura del sector energético. Sería conveniente que cuando hoy concluya la cumbre se aclare por fin la fecha. La situación es relativamente más cristalina en el caso del AVE. Los portugueses ya han dejado caer que la difícil coyuntura económica que viven hace casi imposible la realización de las cuatro conexiones previstas inicialmente. La única que parece por ahora factible es la de Lisboa-Madrid (teóricamente, debería estar operativa en 2010), pero quedan para un mejor momento las que deberían unir las grandes ciudades del noroeste peninsular. Alguna alternativa habrá que buscar si de verdad se quiere mejorar las comunicaciones.
Zapatero y Socrates suscribirán varios acuerdos de cooperación en el marco de la Agenda de Lisboa, suscrita en 2000, aunque hasta ahora con escasos efectos prácticos, por los 15 socios que tenía entonces la UE para la reforma del modelo económico comunitario. Está bien que ambos Gobiernos quieran potenciar conjuntamente planes sobre I+D+I pues van a la zaga de la media europea en investigación, desarrollo e innovación tecnológica.
