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Llamazares se enfrenta a una votación dividida en IU por el Estatuto

El PCE sostiene que la organización está en un "peligroso estado de desmembración"

Carlos E. Cué

Después de varios meses de calma interna en Izquierda Unida, una organización partida por la mitad -el líder, Gaspar Llamazares, fue elegido con menos del 50% de los votos-, la reunión del Consejo Político Federal convocada para mañana se antoja compleja para la dirección. El malestar de los derrotados en la última asamblea, aglutinados en torno al PCE y su presidente, el andaluz Felipe Alcaraz, es creciente sobre todo por la manera en que el líder conduce la política de la federación en dos asuntos: los acuerdos con el PSOE y la reforma del Estatuto catalán.

"Nos encontramos ante una dirección que prefiere el consenso con otras fuerzas políticas que el consenso en su mismo seno. Que actúa de forma clandestina en demasiadas ocasiones, aún teniendo la mayoría en los órganos. Que secuestra el debate y vacía de contenido y competencias a los órganos", se puede leer en una resolución aprobada hace una semana por el Comité Ejecutivo del PCE.

Llamazares tendrá que defender ante la máxima dirección de IU, unas 230 personas, su gestión de los últimos meses. Especialmente en un asunto muy polémico, que el PCE quiere utilizar para tratar de lograr una victoria en la votación: su posición ante el nuevo Estatuto catalán.

El coordinador, que comparte grupo parlamentario con Iniciativa per Catalunya y tiene una relación óptima con esta organización, coautora del texto catalán, ha mantenido un discurso muy favorable a esta reforma. La dirección del PCE espera contar con el apoyo de la federación madrileña, también opuesta radicalmente al Estatuto. El hombre fuerte de Madrid, el diputado Ángel Pérez, que apoyó a Llamazares en su reelección, distanciado ahora del líder por su forma de gestionar la dirección, podría votar en su contra y forzar su derrota.

El PCE escribe: "Sin duda, nos encontramos ante una situación de peligroso estado de desmembración de una organización que sólo puede llevar al hastío interno y a la falta de credibilidad externa". Llamazares tendrá que defender también su negociación de los Presupuestos con el PSOE, para algunos muy poco exigente, su apoyo a la Ley de Defensa -algo inédito en IU- e incluso un cambio para modernizar el logotipo.

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