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LA LUCHA CONTRA LA MALARIA

Mosquirix muestra el camino a otros 30 fármacos

Javier Sampedro

Hay más de 30 vacunas distintas contra la malaria que han entrado o están a punto de entrar en ensayos clínicos, pero la que Pedro Alonso está ensayando en Mozambique no es sólo la que se encuentra en una fase más avanzada, sino también la que, de momento, ha dado los mejores resultados. La Mosquirix -como la viene llamando Glaxo últimamente- pertenece a una clase de vacunas antimalaria llamadas pre-eritrocíticas, cuyo objetivo es bloquear las fases más tempranas de la infección por el plasmodio, el parásito que causa la enfermedad.

Tras décadas de investigación, varios laboratorios demostraron a principios de los noventa que, en la fase temprana de la infección, el componente del parásito más prometedor como antígeno (molécula contra la que dirigir anticuerpos) es una proteína expuesta al exterior llamada circunsporozoito, o CS.

Cuando la proteína CS se inyecta en la sangre, el sistema inmunológico genera una respuesta contra ella, y esas defensas (anticuerpos y células atacantes) reconocen al parásito entero en caso de que se produzca una infección posterior. Éste es el fundamento de cualquier vacuna. Pero en el caso de la malaria no bastaba con esto.

Los científicos de GSKBio no utilizaron la proteína CS completa, sino sólo algunos de sus fragmentos -los que estimulan una mejor respuesta defensiva- y los empalmaron a otro segmento de una proteína totalmente distinta: el componente s de la cubierta del virus de la hepatitis B. Ese componente es un conocido estimulante del sistema inmunológico humano.

Genes híbridos

Estos empalmes entre proteínas no se hacen directamente. La información para fabricar cada proteína está contenida en un gen, y los científicos hacen sus empalmes con los genes, donde se puede trabajar muy deprisa y con total precisión. Los genes híbridos se introducen en células de levadura, que los traduce a las proteínas correspondientes.

La levadura se cultiva y amplifica a voluntad la proteína híbrida. Gracias a los segmentos de la cubierta del virus, estas proteínas forman agregados (como virus en proyecto) que mejoran mucho la respuesta inmunológica.

Otras 20 vacunas pertenecen a una clase distinta (vacunas de la fase asexual), y van dirigidas contra los estadios tardíos de la infección. La vacuna del futuro puede ser una combinación de los dos tipos.

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