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Columna
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Monjitas del PP

Veo a las monjitas del PP pidiendo en Madrid "más democracia". Me conmueve. De la fácil reflexión (¿pero no son éstas las que adoran a un dios esencialmente antidemócrata?) paso a la compasión. Antaño eran llevadas a Madrid para adorar a otro dios un poco más pequeñito. Hoy son traídas para pedir más democracia. Un cambio sustancial. Cómo evolucionan los tiempos, Señor. Pero en América, otro dios alcohólico ha decretado que Darwin estaba en un error. (Las místicas son las peores borracheras). Que los monos nada tienen que ver con nosotros. (Mejor para los monos). Que todo se debe a un Diseño Inteligente. No hay más que ver a estas monjitas para comprender que algo de razón no le falta.

Discrepo de quienes sienten preocupación. Hasta Joaquín Sabina ha dicho el otro día: "Estoy un poco aterrorizado". Y un amigo mío está el pobre literalmente acojonado. A mí en cambio la algarada de Madrid me tranquiliza. Veo a esas monjitas del PP con su pancarta de diseño, y respiro. Antaño no salían a la calle sino para cuidar enfermos. Mientras, sus jefes afilaban sables entre bastidores. Hoy piden más democracia, los enfermos van a la Seguridad Social y los sables andan en otra cosa. Aleluya.

También por la parte contraria dicen sentir miedo. El obispo Martínez de Granada ha sido explícito: "Nos persiguen". No ha dicho quiénes, pero se intuye. De todos modos, a mí se me antoja como aquella fábula de Cortázar del perseguidor perseguido. ¿Quién persigue a quién? Qué lío. En todo caso, no veo yo a Zapatero persiguiendo monjitas. No es lo suyo. El antecesor de Martínez en Granada ha ido más lejos. Se llama Cañizares y ha dicho, rotundo: "el Estatuto catalán es una puerta abierta al incesto, la poligamia y la poliandria". Qué bárbaro. Como su dios le oiga aquí se va a armar una orgía, pero de las buenas. Cada cual con tres o cuatro esposas y cada cuála con tres o cuatro maridos. Qué hermoso desorden. Pero me temo yo que no iba a haber bastantes. Que habría que contar con frailes y monjitas del PP. Para un buen reparto, digo. Pobres monjitas, traídas y llevadas por cualquier cosa.

Ahora en serio. Me preocupa la sede apostólica de Granada. Tiene como mal fario. Martínez anda persiguiendo también a un puñado de intelectuales que contrató la parte contratante de la anterior parte, o sea, Cañizares, para hacer un libro. Un libro sobre la catedral de Granada, que ya estaba en pruebas de imprenta. Pero a esto llegó Martínez y mandó parar. Y todo porque la parte contratante era el tal Cañizares. Un amor que se ve que se tienen ambos prelados. A Cañizares lo quitaron de en medio por el asunto de una herencia para los pobres, que él entendió que era para los pobres obispos. Y en recompensa le dieron la sede de Toledo, la primada, la de Pla y Daniel, toquen madera. Y a Martínez lo hicieron arzobispo, como premio de consolación, pues siendo mero obispo de Córdoba se enfrentó al Vaticano por otro asuntillo de dinero, lo de Cajasur, ¿se acuerdan? Seguro que sí, pero no entienden nada, como yo. Eso es lo malo. Pásalo.

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