La revuelta de los barrios franceses amaina tras extenderse al sur y a Lyón

Del temor a que volviera a crecer el fuego en los barrios y se extendiera incluso a los más emblemáticos del centro de París se pasó ayer a una forzada sensación de euforia. El jefe de la Policía Nacional, Michel Gaudin, anunció que "las cosas podrían normalizarse muy rápidamente", y calificó la cifra de 374 vehículos quemados de "casi un número normal" para una noche de sábado. En la región de París tan sólo ardieron 76 coches, pero lejos de la capital, en las ciudades del sur, la rebelión de los jóvenes incendiarios no dio signos de remitir. La 17ª noche de disturbios se saldó con 212 detenciones.

La posibilidad de imponer el toque de queda que contempla el estado de urgencia declarado el pasado martes ha sido utilizada muy poco. De los 25 departamentos que fueron autorizados por el Ministerio de Interior, tan sólo siete lo han utilizado y en no más de unos 40 barrios. Ayer, sin embargo, fue declarado en Lyón y en 11 localidades de la periferia de la tercera ciudad de Francia, donde el sábado se produjeron numerosos incidentes. Al igual que este fin de semana en París, ayer en Lyón estaban prohibidas las concentraciones "susceptibles de provocar o generar violencia".

El Gobierno de Dominique de Villepin deberá decidir hoy si prolonga el estado de urgencia que contempla la ley de 1955, promulgada por la IV República para hacer frente a la situación insurreccional creada por la guerra de Argelia, cuya aplicación se fija en un máximo de 12 días.

En París, con más de 3.000 agentes patrullando por sus calles, tan sólo se contabilizó un incendio en una gasolinera. Gaudin apuntó un descenso del 25% en el número de vehículos quemados la noche del sábado respecto a la del viernes (374 frente a 502), una cifra que se ha convertido en el termómetro de la violencia urbana, pero reconoció también un importante aumento en el número de detenidos, 212 frente a 160. El jefe de la policía reconoció, sin embargo, que un nuevo descenso de los actos violentos no significará, necesariamente, que la rebelión haya sido controlada. "El problema permanece y lo atacaremos", dijo ayer.

En otras localidades, la situación parecía anoche menos controlada. En Toulouse, donde hubo enfrentamientos entre jóvenes y policías antidisturbios, se quemaron vehículos y un colegio sufrió daños de importancia. En Lyón se quemaron unos 60 vehículos y se lanzó un cóctel molotov contra la gran mezquita de la ciudad, aunque no explotó y no causó daños, informa Efe.

2.652 detenidos

Desde que se inició la ola de violencia el pasado 27 de octubre, 2.652 personas han sido detenidas. Juzgados por el procedimiento de urgencia, 375 adultos han sido condenados a penas de cárcel. Asimismo, 473 menores de edad han comparecido ante el juez especial, de los que 107 han ingresado en centros para menores. El más joven de los detenidos por la policía estos días tenía 10 años.

El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, visitó ayer una comisaría en el departamento de Seine-Saint-Denis, en la periferia de París, e insistió en que a partir de hoy comenzarán las expulsiones de los extranjeros adultos condenados por participar en actos de violencia. Sarkozy fue de nuevo muy ambiguo al abordar este asunto. "Los extranjeros que hayan sido declarados culpables pueden ser expulsados y serán expulsados", dijo. Pero añadió: "Esto debe contemplarse como un simple procedimiento administrativo que puede llevarse a cabo incluso antes de que haya una sentencia de prisión".

En total, la cifra de vehículos incendiados estos últimos 17 días es de más de 8.400. El récord lo ostenta la jornada del 6 al 7 de noviembre, cuando ardieron más de 1.400 coches.

Este brote incendiario, sin duda, hará subir la cifra anual de vehículos calcinados, aunque no de forma muy significativa. Según las estadísticas oficiales, entre el primero de enero y el día que comenzaron los incidentes en las banlieues en Francia habían ardido 27.000 vehículos, lo que da un promedio de más de 60 al día. Concentrados en torno al fin de semana, se acercan a la cifra que el jefe de la policía francesa consideraba ayer "dentro de lo normal".