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Reportaje:

General Motors pierde gas

La competencia y los mayores costes ponen en 'números rojos' al mayor fabricante de coches

General Motors (GM) es el mayor fabricante de coches del mundo desde 1931. Sus vehículos se venden en 200 países. Pero su hegemonía está en cuestión y la crisis financiera por la que atraviesa puede llevarle a la quiebra y arrastrar, incluso, a los otros dos gigantes de Detroit, Ford y Chrysler. Los altos costes de producción y laborales, la caída en las ventas por el empuje de los fabricantes asiáticos y el impacto del precio de las gasolinas plantean un serio riesgo para el futuro de esta industria, símbolo del dominio económico de EE UU.

En 1955, Charlie Wilson, ex presidente ejecutivo de la compañía, afirmó ante el Senado: "Lo que es bueno para GM, es bueno para América". Cuatro décadas después, en 1998, sus trabajadores se declararon en huelga durante 54 días y el PIB de EE UU perdió ese trimestre un punto. Es una muestra de la interdependencia entre GM y la economía de EE UU.

Ahora, y los problemas se acumulan para Rick Wagoner, su presidente ejecutivo. En el tercer trimestre, GM tuvo unas pérdidas de 1.600 millones, lo que eleva a 3.800 millones las acumuladas durante los primeros nueve meses. El motivo es triple: la continua pérdida de cuota, los recortes de capacidad y los altos costes laborales.

Las cifras no aportan muchas esperanzas pero, además, esta semana surgió otro problema que hizo temblar a Wall Street. El fantasma de los abusos contables volvió a circular por el parqué cuando GM reveló que en 2001 computó como ingresos una serie de créditos de sus proveedores, lo que le llevó a exagerar sus cuentas en 400 millones. El impacto financiero será mínimo, según Goldman Sachs, pero el episodio puede dañar la credibilidad de los gestores en un momento "poco oportuno".

En la última semana, GM ha perdido el 15% de su capital bursátil, o un 40% si se toma como referencia la cotización de sus acciones hace un año. La firma Calyon Securities considera que GM dispone aún de la liquidez suficiente -entre 20.000 millones y 30.000 millones en efectivo- para evitar la suspensión de pagos. No piensa lo mismo Bank of America, que cree que hay un 40% de posibilidades de que la compañía suspenda pagos en dos años si sigue consumiendo más efectivo para sus operaciones que el dinero que ingresa.

Los problemas no son nuevos, ni exclusivos de GM. Las marcas asiáticas controlan el 38,6% de los coches nuevos registrados el año pasado en EE UU, frente a un 30,9% en 1999. Morgan Stanley explica: "La cuota de mercado de GM no se ajusta con el tamaño de la compañía. Y tienen demasiadas plantas de producción, demasiados trabajadores, demasiados modelos y distribuidores, y los beneficios que conceden a sus empleados son muy altos", remacha. GM se gastará este año 5.600 millones de dólares en gastos sanitarios de los 1,1 millones de estadounidenses (empleados, familiares y jubilados) cubiertos por su plan de salud. Los expertos explican que, sin crecimiento, la estrategia de mantener sus factorías en activo hasta esperar a que las prestaciones se reduzcan no es sostenible.

Sin embargo, como reconoce Wagoner, los problemas de GM no se solucionan sólo reduciendo costes laborales. Hace un mes pactó con su principal sindicato reducir en un 25% las prestaciones sociales. La compañía busca, en paralelo, recortar los gastos del lado de las materias primas y desarrollar nuevos vehículos.

Los tres grandes de Detroit están sometiendo a una fuerte presión a sus proveedores para que reduzcan precios, lo que explica en parte la suspensión de pagos de Delphi. La situación es tan frágil que una huelga de 10 semanas en Delphi sería suficiente para comerse la liquidez de la que dispone GM, según UBS. Algunos analistas afirman que la crisis de esta industria pone en evidencia la debilidad del modelo económico estadounidense.

Trabajadores de una planta de Delphi, el principal proveedor de GM, en Alabama (EE UU).
Trabajadores de una planta de Delphi, el principal proveedor de GM, en Alabama (EE UU).ASSOCIATED PRESS

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