Primeras impresiones

Malcolm Gladwell parte de una premisa: "Vivimos en un mundo que da por sentado que la calidad de una decisión está directamente relacionada con el tiempo y el esfuerzo dedicados a adoptarla". Pero lo cierto es que no todos necesitamos más de dos segundos para sacar conclusiones certeras, actuar correctamente o adivinar (intuir) los sentimientos ajenos. El escritor, periodista y crítico de la revista The New Yorker nos sumerge, de forma airosa y entretenida, en esa parte del cerebro denominado inconsciente adaptativo, que nos permite una cognición rápida de nuestro entorno.

Inteligencia intuitiva pretende convencer a los lectores de que "el poder de saber la verdad en los primeros dos segundos" es una capacidad que todos podemos cultivar a nuestro favor. Empieza por demostrar, con casos reales, que las decisiones adoptadas a toda prisa, sobre todo en situaciones de estrés, pueden ser tan buenas como las más prudentes y deliberadas. A renglón seguido, intenta responder a una pregunta un tanto peliaguda: ¿cuándo hay que confiar en nuestro instinto y cuándo nos conviene desconfiar de él? Y, por último, esgrime todas sus armas didácticas para convencer al lector de que puede educar y controlar sus juicios rápidos y sus primeras impresiones.

Si bien la selección de datos significativos es, en opinión de Gladwell, lo que hace tan sorprendente el inconsciente, también es quizá lo más problemático de la cognición rápida. De la mano de reconocidos expertos, el autor analiza la capacidad que tiene nuestro inconsciente para encontrar patrones en situaciones y comportamientos a partir de fragmentos de experiencia diminutos.

A fin de cuentas, nuestro inconsciente es una especie de ordenador gigantesco capaz de procesar datos, rápida y silenciosamente, a fin de que podamos elaborar juicios casi instantáneos a partir de muy poca información. ¿Sabemos por qué sabemos? En la mayoría de las ocasiones, la respuesta es negativa. Pero el caso es que sí sabemos.

No hay duda, pues, después de leer Inteligencia intuitiva, de que la tarea de conocernos y conocer nuestro comportamiento exige ser conscientes de que vale tanto lo percibido en un abrir y cerrar de ojos como en meses de análisis racional. Y de que es posible, y altamente deseable, conformar, controlar y educar nuestras reacciones inconscientes.