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Reportaje:

El cambio avanza a tientas en Galicia

El Gobierno de socialistas y nacionalistas cumple cien días sin conflictos internos y con escasas medidas novedosas

Xosé Hermida

No se ha derrumbado la Administración autonómica ni se ha declarado la "república trostkista" que vaticinó durante la campaña un fogoso candidato del PP. La izquierda gallega, incluida su versión nacionalista, cumple hoy los primeros 100 días de Gobierno bipartito sin sobresaltos internos y sin que se hayan advertido mayores inquietudes en una sociedad que durante un cuarto de siglo votó a la derecha. "Al lado del tripartito catalán, esto es una balsa de aceite", bromea un alto cargo de una consejería nacionalista. El cambio gallego, como se prometió, está siendo tranquilo. Demasiado tranquilo incluso para algunos de sus protagonistas, que admiten que su balance incluye pocas medidas novedosas.

La única encuesta publicada sobre los primeros cien días del Ejecutivo, por encargo de El Correo Gallego, se resume en dos datos: los ciudadanos aprueban a la nueva Xunta -5,41 puntos sobre 10- pero la mayoría no recuerda ninguna medida significativa. La más citada es la que más pregonan también socialistas y nacionalistas: la gratuidad de los libros de texto escolares.

En sus comparecencias públicas de estos días, el presidente, el socialista Emilio Pérez Touriño, subraya sobre todo las cuestiones de talante, la voluntad de su Gobierno de permanecer "próximo a los ciudadanos" y de perseverar en la "regeneración democrática" para arrinconar los usos de 15 años de mayoría absoluta de Manuel Fraga y el PP. El ejemplo personal de Touriño ha sido el someterse voluntariamente al control parlamentario en todos los plenos. Otra muy citada por el presidente, la ley de transparencia del Gobierno, está en elaboración. Y alguna promesa se ha estrellado ante la realidad: el Ejecutivo admitió hace unos días en el Parlamento que sólo tiene un alto cargo menos que el último Gabinete de Fraga.

Entre los laureles de sus primeros cien días tanto Touriño como su vicepresidente nacionalista, Anxo Quintana, se felicitan por que se defrauden las expectativas de los que auguraban una pelea permanente entre ambas fuerzas. Es verdad que, sobre todo en las primeras semanas y en los debates parlamentarios, se produjo alguna refriega verbal. Pero, a pesar de los intentos del PP de hurgar en sus contradicciones internas, el Ejecutivo no ha mostrado grandes síntomas de discordia. "Hay roces que no trascienden, por supuesto", reconoce un alto cargo nacionalista. "El motivo suele ser siempre el mismo: quién protagoniza la acción del Gobierno, especialmente ante los medios".

Sin conflictos internos y con un PP enfrascado en la sucesión de Fraga, el cambio avanza un poco a tientas. No faltan dirigentes de las dos fuerzas que opinen en privado que el Gobierno está siendo demasiado cauteloso y que echen en falta más medidas de calado.

Corregir al Gabinete anterior

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Algunas de las más llamativas han sido para corregir acuerdos del anterior gabinete. La consejera de Cultura, la nacionalista Ánxela Bugallo, ha anunciado la suspensión provisional de las obras de la descomunal Ciudad de la Cultura de Galicia, tras descubrir que su presupuesto triplica las previsiones iniciales y ya alcanza los 370 millones. El responsable de Medio Ambiente, el socialista Manuel Vázquez, se ha ganado el aplauso de los ecologistas al suspender la construcción de 24 minicentrales hidroeléctricas en ríos gallegos. Vázquez también ha anulado obras por valor de 120 millones de euros que el Gobierno del PP había aprobado en su etapa de interinidad.

"Medidas ha habido, lo que tal vez ha fallado es la comunicación. Pero lo cierto es que la sensación que se transmite es de un poco de falta de decisión", apunta un diputado del PSdeG. Miembros del Gobierno pertenecientes a ambas fuerzas políticas coinciden en que el momento del relevo, en agosto y con los presupuestos para el próximo año sin elaborar, ha impedido que el cambio se haya hecho notar más. "Llegamos apremiados para formar equipos y ponernos cuanto antes a confeccionar los presupuestos del próximo año", alega un consejero socialista. "No hemos tenido tiempo para más". Varios dirigentes del BNG opinan que la premura ha deparado unos presupuestos "demasiado continuistas".

La urgencia por elaborar los presupuestos también ha impedido que los relevos en la administración más allá del primer escalafón de directores generales. Por debajo, sigue la mayoría de las jefaturas nombradas por el PP y numerosos militantes populares continúan en sus cargos, como ya ha criticado la central nacionalista CIG. Algunos consejeros aseguran que en las próximas semanas habrá una nueva tanda de relevos. El cambio, alegan, aún necesita tiempo.

El presidente gallego, Emilio Pérez Touriño.
El presidente gallego, Emilio Pérez Touriño.SCIAMMARELLA

Las decisiones principales

- Gratuidad de los libros de texto y ayudas de 300 euros a 10.000 familias para la compra de ordenadores.

- Salario de 600 euros para las mujeres maltratadas.

- Revisión del proyecto y suspensión provisional de las obras de la Ciudad de la Cultura de Galicia.

- Anulación de los planes para construir 24 minicentrales eléctricas en los ríos gallegos.

- Comparecencia del presidente de la Xunta en todos los plenos del Parlamento.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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