El descenso del consumo se quebró en septiembre
El optimismo de los gestores sanitarios sólo ha durado ocho meses. La temporada empezó bien: tras cinco años de subidas persistentes (entre el 1% y el 3% anual), las ventas de cigarrillos empezaron a doblar a principios de 2005. El cómputo acumulado de los cinco primeros meses del año llegó a caer de forma tan insólita -un 6,3% respecto al mismo periodo del año anterior- que por una vez no fue la industria tabacalera, sino el entonces número dos del Ministerio de Sanidad, Fernando Lamata, quien facilitó el dato a la opinión pública.
Pero la semana pasada se acabó la fiesta, al trascender que las ventas acumuladas de enero a septiembre han subido un 1,6% respecto al mismo periodo de 2004, como en los viejos tiempos. La industria y el ministerio coinciden, provisionalmente, en atribuir el repunte de septiembre a las marcas baratas que vienen proliferando en los últimos meses. Pero puede haber otros factores que incidan en esa subida, según los expertos.
"El dato de septiembre no implica necesariamente que haya aumentado el número de fumadores", puntualiza Joan Villalbi, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. "Fue precisamente a mediados de septiembre cuando entró en vigor la subida de impuestos al tabaco y el alcohol para paliar el déficit sanitario, y mucha gente acapara un par de cartones cuando oye que va a subir el precio. El porcentaje de fumadores sigue bajando, según otros indicadores. Hay que esperar a tener más datos. Pero, en cualquier caso, estamos muy preocupados por la explosion de marcas baratas".
Ventas a extranjeros
El economista de la salud Ángel López Nicolás, de las universidades Pompeu Fabra y Politécnica de Cartagena, apunta dos factores: "El hecho de que el mayor incremento de ventas se haya dado en el País Vasco, Cataluña y Navarra se debe a que el diferencial de precios con Francia aumenta, lo que hace que aumenten las ventas transfronterizas. Pero el bajo precio y las fuertes campañas publicitarias de las marcas baratas también aumentan las ventas a residentes, sobre todo a los de menor poder adquisitivo".
Una de las razones que tradicionalmente aduce Economía contra el encarecimiento del tabaco es que aumentaría el Índice de Precios al Consumo (IPC). Por esta razón, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo pide que se excluya el tabaco del IPC. "La preocupación por el impacto sobre la inflación es exagerada", asegura López Nicolás. "Si preocupa el efecto arrastre, no hay motivo para no extraer el precio del tabaco del índice oficial que sirve para actualizar contratos".
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