Las autoridades electorales de Azerbaiyán reconocen irregularidades en los comicios
Los resultados provisionales otorgan la mayoría de los escaños al partido gubernamental
Las elecciones legislativas celebradas ayer en la república petrolera caucásica de Azerbaiyán registraron irregularidades, según admitió la junta electoral central, que esta madrugada sólo tenía resultados provisionales de 50 de los 125 escaños del Milli Mezhlis (Parlamento). Según estos datos, la oposición había obtenido un exiguo número de escaños, frente al triunfo de los candidatos gubernamentales. La falta de resultados en los distritos donde concurrían los líderes opositores se interpreta como un indicio de que el régimen no sabía cómo proceder con sus adversarios más enconados.
El gubernamental Yeni Azerbaiyán (Nuevo Azerbaiyán) dominaba mediante sus candidatos directos y los que, siendo miembros del partido, se presentaron como independientes.
Los representantes oficiales aseguraban que las elecciones fueron democráticas, mientras la oposición denunciaba un fraude generalizado. Las aseveraciones contrapuestas presagiaban un enfrentamiento cuya envergadura dependerá de las incógnitas por despejar, principalmente los resultados definitivos y las conclusiones de los observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE).
El jefe de la misión de la OSCE en Bakú se reunió anoche con los líderes de la oposición y los representantes de la junta electoral central. El presidente de esta entidad, Masajir Panójov, admitió que hubo "algunos acontecimientos preocupantes que deben ser investigados", mientras su secretario, Vidadi Majmudlu, habló de "fraude total" en 20 distritos. A las urnas acudió el 46,09% del censo, integrado por más de 4,6 millones de ciudadanos. Se registraron cerca de 1600 observadores internacionales y 17.000 locales.
Los comicios parlamentarios de ayer son los primeros desde que Iljam Alíev sustituyó a su padre, Gueidar, al frente del Estado en 2003, y también los primeros con un sistema de representación exclusivamente mayoritario. Azerbaiyán tiene un sistema presidencialista. El Legislativo tiene poderes limitados y no controla al Gobierno.
"Las elecciones están totalmente falsificadas y a partir del 8 de noviembre comenzamos una lucha pacífica y constitucional para que se anulen los resultados", afirmó Ali Kerimli, líder del Frente Popular. "Sucedió lo que se temía", manifestó Isá Gambar, del partido Musavat.
"Los aires de la región han hecho perder la cabeza a los revolucionarios en edad de prejubilación", declaró Iljam Alíev, para quien el país necesita una "nueva oposición, cultivada y moderna". Mientras tanto, Zhalal Alíev, el casi octogenario tío del presidente, consiguió un escaño con un 82% de los votos. La esposa de Ilján, Mejriban, obtuvo otro, con el 94,5%.
La oposición denunció la interferencia de la policía en los colegios, el entorpecimiento de la labor de los observadores, pucherazos e irregularidades en torno a la tinta invisible destinada a evitar que los electores acudieran más de una vez a las urnas.
En los comicios competían representantes de 47 partidos. La coalición Asadliq (Libertad), que integra a los principales oponentes del régimen, está formada por Musavat (de inspiración turca y corte laico), el Frente Popular y el Partido Democrático de Rasul Gulíev, un antiguo jefe del Parlamento exiliado desde 1996, que fracasó en su reciente intento de regresar a Azerbaiyán. Gulíev, al que Bakú acusa de implicación en un intento de golpe de Estado, iba en cabeza en su distrito electoral, a pesar de las unidades militares que votaron en colegios cerrados, según informó la agencia Turán.
Tensiones con Ucrania
Las elecciones han tensado la relación entre Iljam Alíev y el presidente de Ucrania, Víctor Yúshenko. En una conversación telefónica con su colega, Alíev lamentó que Gulíev hubiera sido liberado por los jueces ucranios y no extraditado, como Azerbaiyán había pedido cuando el político hizo una escala en Crimea. Ayer, fueron deportados a Kiev desde Bakú 16 observadores ucranios, arrestados el sábado, entre ellos diversos activistas de la revolución naranja.
De los 125 escaños del Parlamento, uno es para el Alto Karabaj, la región donde los armenios obligaron a huir a todos los azerbaiyanos. Mientras el conflicto está congelado con un alto el fuego desde 1994, Azerbaiyán tiene que habérselas con cerca de un millón de desplazados, entre los que se incluyen los procedentes de las regiones colindantes del Alto Karabaj y de Armenia.
En una destartalada residencia del barrio de Ieni Yesamal, de Bakú, votaban ayer los refugiados, como Mirza Jafárov y Zhumshud Kulíev, que viven en la capital azerbaiyana desde 1993 y que esperan volver algún día a su distrito de Fisulí. "Si no resulta por métodos pacíficos, hay que recurrir a las armas", señalaba Zhumshud. "Solo conseguiremos volver por la vía militar", afirmaba el jefe del colegio número 62, un maestro de Fisulí, que sigue ejerciendo como tal en Bakú. Los refugiados viven de forma compacta, sin integrarse en la capital y en espera de retornar a sus regiones de origen.
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