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COYUNTURA AGRARIA ANDALUZA

La competencia exterior fuerza la reconversión del sector de flor cortada

La superficie de cultivo pasa de 1.100 a 800 hectáreas en tres años

La crisis de la flor cortada en Andalucía no remite. La fuerte competencia exterior de otros países productores, gracias a una barata mano de obra, ha causado una reducción en los beneficios. Según COAG, en los últimos tres años se han perdido casi 300 hectáreas de cultivo de las 1.100 existentes a principios de 2002. La patronal cifra en un 30% los productores de flores que han cambiado de cultivo.

Andalucía es la comunidad más importante en la producción de flor cortada en España y una de las regiones de referencia en Europa. La mayoría de los invernaderos se concentra en la costa noroeste de la provincia de Cádiz, fundamentalmente en Chipiona. El sector genera unos 3.000.000 de jornales anuales, cuenta con unos 5.000 agricultores y se calcula que en esta zona de él dependen unas 20.000 familias.

La mayoría de la producción tiene como destinos mercados extranjeros, donde la entrada de productos de Colombia, Turquía, Kenia o Marruecos ha hecho perder ostensiblemente rentabilidad. "Muchos agricultores han preferido cambiar de cultivos o dedicarse a otra cosa. Los que nos hemos quedado son los que hemos apostado fuerte por la flor cortada con unas inversiones muy importantes que esperamos recuperar", asegura el secretario general de la Asociación de Empresas de la Flor Cortada, Juan Calderón.

Para COAG, gran parte de la responsabilidad la tiene la UE por haber firmado acuerdos preferenciales que eliminado aranceles a la entrada de estos productos. El colectivo agrario culpa también del descenso de la rentabilidad a la falta de contratos estables entre productores y comercializadores. "Los cultivadores llevan la flor a las naves y no conocen su precio hasta 20 días después. Se valoran las flores buenas y menos buenas y se establece un precio medio. De esta forma, se minusvalora la calidad", explica la portavoz de COAG, María José Capote, quien alerta de que en los dos últimos años la flor de Chipiona ha perdido prestigio en el mercado holandés, el principal de compraventa en este sector.

Los responsables de invernaderos han tomado varios caminos. Algunos han ido probando distintos tipos de flor para encontrar la más rentable. Otros se han dedicado a otros productos, como las hortalizas, con escasa fortuna. Y muchos han abandonado completamente la agricultura para dedicarse a la jardinería o la construcción.

Sin embargo, no todos ven que este proceso sea negativo. La patronal no descarta que esta reconversión pueda tener a corto plazo efectos positivos como la profesionalización y especialización del sector. "Está claro que muchos se apuntaron al carro de la flor cortada cuando daba rápidos y buenos resultados. Los que se están marchando son las pequeñas empresas, que no pueden hacer frente a estas dificultades", señaló Calderón, quien apuesta por incrementar la calidad del producto con inversiones en tecnología.

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