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Reportaje:

Señor donante, soy su hijo

Un joven de Estados Unidos encuentra a su padre, que facilitó el semen de forma anónima, gracias a Internet

Llamémosle Gene, para entendernos, aunque su nombre no ha trascendido. Gene es un muchacho estadounidense de 15 años que quería saber quién es su padre. Su madre le concibió a través de inseminación artificial a partir del esperma de un donante anónimo. Gene partía con una gran ventaja respecto a otra gente que pueda encontrarse en una situación similar: su madre conocía la fecha y el lugar de nacimiento del donante y qué carrera había cursado, aunque nunca le vio ni supo cómo se llamaba ni dónde vivía.

A través de Internet, Gene localizó primero a dos personas con el mismo cromosoma Y que el suyo. Los dos tenían el mismo apellido, aunque con ligeras alteraciones en su deletreo. Averiguado el que seguramente era el apellido de su padre, Gene recurrió a una segunda página web, Omnitrace.com, gestionada por una empresa de detectives privados de Florida y especializada en localizar personas. Con los datos aportados por Gene (apellido, fecha y lugar de nacimiento, estudios), la búsqueda no fue especialmente difícil: sólo una persona en Estados Unidos coincidía con todos esos datos. Era su padre, y dice NewScientist -la revista británica que ha desvelado la historia esta semana- que el encuentro entre padre e hijo fue bien.

En España se garantiza el anonimato de los donantes, pero en el Reino Unido ya no es así

El joven Gene empezó la búsqueda pagando el equivalente a 245 euros a la firma FamilyTreeDNA.com para que le pusiera en contacto con otras personas con su mismo cromosoma Y, el que distingue al sexo masculino del femenino y que se transmite de padres a hijos. Le bastó con enviar una muestra de su saliva impregnada en un palillo de algodón.

Nueve meses después, FamilyTreeDNA.com le puso en contacto con otras dos personas que tenían su mismo cromosoma Y. Aunque no se conocían entre ellos, los dos tenían apellidos muy semejantes, con pequeñas variaciones en su manera de deletrearlo. Confiando en haber averiguado el apellido de su padre y combinándolo con los datos que le había suministrado su madre sobre fecha y lugar de nacimiento, Gene recurrió a Omnitrace.com para completar la búsqueda de su padre donante anónimo.

La historia parece a primera vista demasiado casual para poder creerla. ¿Cómo es posible que Gene tenga otros dos hermanos y que éstos no se conozcan entre sí? ¿Por qué no avisan estos al padre en lugar de ponerse en contacto con él? ¿Por qué la madre conocía tantos detalles del padre biológico de su hijo si éste era un donante anónimo de esperma? La autora del reportaje, Alison Motluk, aclaró esas dudas en conversación con este diario desde Canadá, donde vive y trabaja.

"Lo que encuentra es dos hombres que de alguna manera están genéticamente relacionados con él", explica Alison. "Aunque no se conocen de nada, estos dos hombres están relacionados ambos por el cromosoma Y y por el apellido, porque el apellido se transmite a través de los varones. Probablemente el padre, el abuelo, el bisabuelo y el tatarabuelo de un hombre tienen el mismo apellido. Si usted hace un análisis del cromosoma Y de su padre, de su abuelo, de su bisabuelo y de su tatarabuelo, probablemente será idéntico al suyo", prosigue. "Imagine que su tatarabuelo tuvo varios hijos y éstos a su vez otros hijos y así sucesivamente. Llega un momento en que usted puede tener un primo lejano al que nunca ha visto o incluso que no sepa nada de él. Tiene el mismo cromosoma Y que usted", detalla la autora del reportaje.

"Si analizamos el ADN de todos los varones en España, encontraremos mucha gente que tiene el mismo cromosoma que usted y que usted nunca ha conocido. Puede ir hacia atrás, hacia su tatarabuelo, y encontrar ahí el nexo de unión", aventura Motluk. Probablemente no sería el caso de este corresponsal, dado su apellido, pero sirve como ejemplo para entender el caso de Gene: las dos personas que se pusieron en contacto con él, y que prácticamente compartían apellido, no eran hermanos entre sí ni tenían por qué tener una edad semejante a la de Gene ni ser hijos de su hasta hace poco anónimo padre. Son parientes con una lejanía probablemente bastante grande, dada la evolución ortográfica del apellido.

Pero, aún queda una duda. ¿Por qué no sospechan de las intenciones de Gene? "Porque la razón por la que existe la página web no es para encontrar a un padre perdido, sino para conseguir información sobre su árbol genealógico. Es gente que está interesada en saber más acerca de dónde vienen, que quieren conocer otra gente con la que están emparentados y de la que hasta entonces no han oído hablar. Envían muestras de su ADN y el resultado se introduce en la base de datos. Cuando se encuentran datos comunes, la compañía les pregunta si quieren contactar entre ellos, y todo el mundo dice que sí porque la razón por la que se gastan 300 dólares es que quieren conocer a gente emparentada con ellos. Intercambian correos electrónicos y amplían su árbol genealógico", afirma Alison Motluk.

Pero, aun así, la clave del asunto no es sólo el apellido, sino el hecho de que la madre biológica de Gene conoce datos esenciales del padre a pesar de que éste hizo una donación anónima de esperma. "Esa información se le dio cuando seleccionó al donante de esperma. Eso varía mucho de un país a otro y de un banco de esperma a otro. En algunos países no se da ningún tipo de información, más allá de decir que tiene ojos azules y pelo castaño. En el banco de esperma de este caso en concreto, cuando la madre está seleccionando el esperma le dicen el lugar y fecha de nacimiento del donante y los datos de sus estudios y probablemente también algunas características físicas. Es mucha información y si yo fuera donante no sé si la daría", bromea Alison Motluk.

En España está garantizado el anonimato de los donantes, pero en países como el Reino Unido eso ya no es así desde la pasada primavera, aunque se mantiene para quienes hicieron la donación de óvulos o esperma antes de la entrada en vigor de la nueva ley.

"Ésta es la primera vez, que yo sepa, que ha ocurrido una cosa así", declaró a NewScientist el profesor Bryan Sykes, genetista de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y presidente de una compañía dedicada a la genealogía genética. El caso puede ser sólo el primero de una cascada y amenaza el anonimato de cientos de miles de personas que han donado esperma a cambio de la garantía de que nunca serán identificados por sus hijos. En Estados Unidos hay cada año 90.000 donaciones de esperma. En el Reino Unido han nacido unas 25.000 personas en los últimos 15 años mediante donaciones de esperma.

Un espermatozoide humano intenta fecundar un óvulo. Imagen de microfotografía electrónica.
Un espermatozoide humano intenta fecundar un óvulo. Imagen de microfotografía electrónica.DAVID PHILLIPS

El color de los ojos

El doctor Antonio Pellicer, fundador del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), una de las instituciones españolas de vanguardia en medicina reproductiva, cree que este caso no podría darse en España porque ni hay páginas de Internet dedicadas a cruzar muestras de ADN ni se dan a los receptores datos tan concretos de los donantes de esperma o las donantes de óvulos.

"Nosotros intentamos satisfacer los requisitos de los pacientes, pero siempre preservando la identidad del donante. Se les puede decir la edad, pero no la fecha o el lugar de nacimiento. Y es que a la gente no le preocupa eso. Lo que les interesa saber es el color de los ojos y las características físicas en general, incluyendo el color de la piel", afirma Pellicer.

Pero tampoco se pensaba hace 15 años en Estados Unidos que ahora existiría Internet y que empresas como FamilyTreeDNA tendrían en su base de datos 24.667 apellidos únicos y el cromosoma Y de 46.793 clientes.

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