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REVUELTA URBANA EN FRANCIA

La periferia de París vive la peor jornada de violencia desde que estalló la crisis

Disparos contra la policía, 29 detenidos y 177 coches quemados en la madrugada del jueves

Hasta 500 vehículos calcinados, medio cenentar de detenidos, una comisaría desvalijada, un concesionario de automóviles arrasado, dos escuelas pasto de las llamas y un centro comercial destrozado, por no hablar de los daños sufridos por el mobiliario urbano, paradas de autobús y cabinas telefónicas y una novedad: cuatro disparos de bala contra la policía. Desde la madrugada del jueves, cuando se cumplía una semana de la muerte de los dos adolescentes de Clichy-sous-Bois, la periferia parisiense ha vivido las dos noches más violentas. Anoche, el vandalismo se extendió a otras ciudades.

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Al filo de la pasada medianoche, 165 vehículos habían sido quemados en la periferia de París y otros 33 en Dijon (centro-este de Francia), Seine-Maritime (oeste) y Bouches-du-Rhône (sureste). A pesar de ello, la policía hablaba de incidentes "relativamente limitados" en comparación con la virulencia de los altercados registrados la noche anterior, en la que ardieron 315 coches y se produjeron cuantiosos destrozos. A la espera de una nueva noche caliente, miles de agentes antidisturbios habían tomado ayer las poblaciones más conflictivas de la periferia de París.

El protagonismo corresponde a las bandas de los barrios que, en pequeños grupos, provocan a la policía, que ya ha detenido a una cincuenta de alborotadores. En la madrugada del jueves hubo una decena de heridos leves, entre ellos un bombero. El área de Seine-Saint Denis, en la que se encuentra Clichy, sigue acumulando la mayor parte de la violencia, aunque, como si se tratara de una epidemia, cada día otras bandas de otras poblaciones de la periferia se suman a esta guerra. En Seine-et-Marne y Val d'Oise se produjeron también enfrentamientos callejeros.

Las bandas de tres de los cinco departamentos que rodean París están en pie de guerra. Sólo en Yvelines y Essonne, al oeste y sur de la capital, no ha habido incidentes. La novedad de la madrugada del jueves fue que los encapuchados ampliaron su lista de objetivos a escuelas, restaurantes, concesionarias de automóviles o gimnasios, como el de Blanc-Mesnil, que fue pasto de las llamas. Otra novedad fue la aparición de armas de fuego en manos de los manifestantes. En La Courneuve, una de las localidades más problemáticas del norte de París, se dispararon dos balas contra los antidisturbios (CRS). Otros dos disparos se realizaron en Noisy-le-Sec y Saint-Denis.

Desde que estalló esta ola de violencia el jueves de la semana pasada -cuando dos chavales de 19 y 15 años murieron electrocutados al esconderse en el interior de un transformador en Clichy-sous-Bois creyendo que les perseguía la policía-, además de extenderse por el mapa se amplía en el tiempo. Los manifestantes ya sólo esperan a la puesta de sol. El miércoles no eran ni las 18.30 horas cuando en Bobigny, a unos pasos de la prefectura de policía de Seine-Saint-Denis, un grupo de unos 40 jóvenes se abrieron paso por la fuerza en el centro comercial de esta localidad, rompieron las lunas de los escaparates y agredieron a los dependientes y comerciantes que intentaban cerrar sus locales. Y a continuación incendiaron un coche enfrente de la comisaría. Poco después se iniciaban los enfrentamientos entre manifestantes armados con bombas incendiarias y las fuerzas antidisturbios en las vecinas localidades de Tremblay, Sevran y Livry-Garan. Dos bombas incendiarias estallaron contra la comisaría de Anthony.

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Ayer, el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, recibió a los familiares de los dos jóvenes electrocutados para comunicarles los nuevos datos sobre el caso, que ha dado un importante giro. Las investigaciones indican que un control policial interceptó a unos jóvenes sospechosos de haber robado en una caseta de obras y detuvo a dos de ellos. El resto del grupo huyó, pero no fue perseguido por los agentes. Los dos fallecidos se escondieron en el recinto de un transformador, donde se produjo el cortocircuito tiempo después.

Los bomberos tratan de controlar el incendio de un centro comercial en Aulnay-sous-Bois tras los disturbios de las afueras de París.
Los bomberos tratan de controlar el incendio de un centro comercial en Aulnay-sous-Bois tras los disturbios de las afueras de París.REUTERS

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