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Reportaje:

La Casa de los Niños que han sufrido abusos

Islandia y Suecia implantan un sistema pionero para atender a los menores víctimas de agresiones sexuales en edificios adaptados

Ana Alfageme

Una casa cualquiera en un barrio residencial de Reikiavik, capital de Islandia. En una habitación similar al cuarto de estar del piso donde vive, es atendido el niño que ha sufrido abusos sexuales, en vez de ser llevado a una comisaría o a un hospital. Se llama Casa de los Niños y funciona desde hace seis años. Es un lugar con juguetes, paredes de colores, muebles de jardín de infancia y lápices para dibujar.

Los críos son preguntados, explorados o sometidos a tratamiento en un entorno que se parece al de cualquier hogar. "De esa manera", dice su impulsor, Bragi Gudbrandsson, director general de la Agencia Gubernamental para la Protección de los Niños de Islandia, "el pequeño sólo es interrogado una vez, y por un experto en entrevistas forenses. Por supuesto, nunca se enfrenta a su presunto agresor". La casa tiene dos plantas y balcones. En el piso superior, en una habitación pequeña, se sientan el niño y un psicólogo o trabajador social especialmente entrenado. El entrevistador lleva un pinganillo en la oreja, de tal manera que el juez, la policía, el fiscal, los abogados e incluso el acusado (que presencian la entrevista a través de un monitor de televisión, en el piso de abajo) pueden comunicar dudas y cuestiones. El profesional, utilizando técnicas que eviten la sugestión y acrecienten la fiabilidad, se las plantea al niño. La entrevista se graba para ser revisada por los investigadores; también puede realizarse con conexión directa a un tribunal.

El pequeño, en Islandia, sólo es entrevistado una vez, y nunca coincide con el presunto agresor

Expertos de Europa y Asia Central, reunidos en un congreso organizado hace unos meses por el Consejo de Europa en Luljbjana (Eslovenia), saludaron la originalidad del proyecto, entonces único en Europa, y lo incluyeron en sus recomendaciones. El sistema es una adaptación de recursos similares existentes en EE UU. Suecia abrió una casa el 30 de septiembre, y representantes de Noruega visitaron el centro islandés la pasada semana para implantarlo en su país. Pepa Horno, de Save the Children España, asistente también al encuentro, recuerda que su ONG defiende este sistema como un modelo de buena práctica. "Aquí hay algunas comunidades en que los profesionales se desplazan para atender al niño", dice, "pero nunca lo hace el personal del juzgado".

En España, hasta cuatro de cada 100 niños han podido ser víctimas de abusos sexuales, pero según las estadísticas, sólo emerge entre el 2% y el 8% de los casos. El 80% de los vejados son niñas. En Islandia el problema es más grave: el 17% de los niños son víctimas de abusos sexuales.

La investigación de estas sevicias produce, generalmente, experiencias dolorosas a las víctimas. Ésa fue la razón para impulsar la Casa de los Niños. "A los menores se les sometía a entrevistas repetidas y por diferentes entrevistadores, en distintos sitios: servicios sociales, comisaría, hospital, juzgado...", expuso Gudbrandsson. También se advirtió falta de cooperación entre policía, fiscalía, médicos y autoridades gubernamentales, así como carencia de una aproximación interdisciplinar al problema y falta de personal entrenado en conducir entrevistas de investigación.

La entrevista es la piedra angular de la investigación de abusos sexuales a niños, porque sólo se encuentran pruebas físicas en el 10% de los casos y raramente las agresiones se producen delante de testigos, según estudios citados por los responsables de la Casa de los Niños islandesa.

Además, la casa se usa para practicar exámenes médicos a los niños. Ello les evita acudir a un hospital. "Se relajan tanto que se pueden hacer videocolposcopias [exploraciones por vídeo del cuello del útero] sin necesidad de anestesia", asegura el responsable. Ginecólogos y pediatras utilizan una sala de exploración especialmente decorada para que resulte familiar a los niños. Explican a la víctima lo que le van a hacer, incluso con diagramas anatómicos. "Así que cuando hay que introducir el tubo óptico abren las piernas sin problemas. No es necesaria la anestesia, salvo en muy raras ocasiones". En la casa también se inicia la terapia de la víctima cuanto antes y se asesora a la familia.

Dos psicólogos, un trabajador social y un criminólogo constituyen la plantilla, la necesaria para un país tan poco poblado (296.000 habitantes). En los seis años y medio que lleva funcionando, se han realizado 1.001 entrevistas, y se han practicado 157 exámenes médicos. ¿Cuáles han sido los principales escollos para implantar el protocolo?, preguntaron los asistentes. Los jueces, respondió Gudbrandsson. "Resulta difícil que entiendan la realidad de los niños víctimas de abusos". Dos de cada tres casos son investigados en la Casa de los Niños. En el resto, el juez exige que el pequeño acuda al juzgado, sobre todo si aquél es de ideología conservadora. "Pero pretendemos hacer obligatorio, por ley, que todos los niños sean atendidos en la casa", dice Bragi.

El sistema por el que tanto peleó el islandés también es eficiente. Se descubre un tercio de los casos de abusos. Antes, sólo se detectaba uno de cada 10. En la casa de los balcones, dice Bragi, los casos se investigan mucho mejor.

Una niña examina diagramas anatómicos poco antes de ser explorada por una médica en la Casa de los Niños de Islandia.
Una niña examina diagramas anatómicos poco antes de ser explorada por una médica en la Casa de los Niños de Islandia.

"El 'caso de la mampara' es cruel"

Un tribunal de Barcelona decretó, en mayo, que cuatro niñas de entre 9 y 13 años declarasen en un juicio en presencia de su presunto agresor sexual, sin separación física. Tres de ellas lo hicieron, mientras una funcionaria evitaba que cruzasen las miradas con el acusado, su profesor de artes marciales, que finalmente fue absuelto. El asunto se etiquetó como 'el caso de la mampara'.

La cuarta niña sufrió una crisis nerviosa y no pudo declarar. Luego habló ante el tribunal mediante teleconferencia. "Obligar a un niño a que declare viendo a su presunto agresor es un abuso", afirma el director de la Agencia Islandesa de Protección a la Infancia, Bragi Gudbrandsson, impulsor de la Casa de los Niños.

Las pequeñas de Barcelona tuvieron que rememorar los hechos cuatro veces: respondieron ante la Guardia Civil, en el juzgado de instrucción, al ser visitadas por los psicólogos y finalmente en el juicio. En Islandia sólo habrían sido preguntadas una vez, en la Casa de los Niños.

En septiembre, el Senado español aprobó por unanimidad una propuesta de CiU para que los menores, durante la instrucción judicial, sean entrevistados por un experto. El interrogatorio, según la iniciativa, será seguido a través de un circuito cerrado de vídeo o un espejo direccional por el juez, el fiscal y los abogados, y se grabará para que el menor no tenga que asistir al eventual juicio.

"El niño nunca tiene que encontrarse con el agresor", insiste Gudbrandsson. "Si ocurre eso, se magnifican los efectos psicológicos de la agresión sexual. Se reactiva la ansiedad, la depresión. Me parece una manera muy cruel de abordar el caso. Puede agravar el daño. Es todo lo contrario a una buena práctica".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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