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El agente que vigiló a Tamayo detectó escuchas a una concejal de Majadahonda

La Complutense aporta facturas de contraespionaje pagadas poco antes de los comicios autonómicos

José Antonio E. S., agente privado de seguridad que vigiló a los ex diputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez tras su deserción del grupo parlamentario, fue contratado en dos ocasiones por el gerente de la Universidad Complutense, Dionisio Ramos, semanas antes de las elecciones en la Asamblea de Madrid del 25 de mayo de 2003. Cobró 3.000 euros por esos trabajos. Ese mismo vigilante detectó un pinchazo en el teléfono oficial de la concejal del CDS en Majadahonda (Madrid) Mercedes Pedreira en marzo de 2003, cuando el popular Guillermo Ortega dirigía ese Ayuntamiento.

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El origen de estas contrataciones para detectar pinchazos telefónicos o micrófonos por parte de este vigilante parece situarse en un responsable de seguridad de la Complutense. Dicho funcionario de la universidad tiene un hermano policía que, según fuentes del caso, se relacionaba con José Antonio E. S.

Dionisio Ramos aseguró ayer a este periódico que ni conocía personalmente a José Antonio E. S., quien ha dado su nombre en el juzgado, ni le contrató para vigilar a Tamayo. Ramos sí admitió que había contratado diversos trabajos para buscar micrófonos ocultos o pinchazos telefónicos en las sedes universitarias.

La "paranoia" antiespionaje en la Complutense (barridos en 1995, 1999 y 2003) llegó hasta tal extremo que durante el anterior mandato dichos responsables de seguridad compraron un escáner para barrer frecuencias y un reloj que ocultaba una cámara fotográfica para captar subrepticiamente imágenes. La justificación que hacía el anterior equipo de gobierno, orientado por los responsables de seguridad, es que por la universidad se movían elementos radicales de Jarrai, juventudes de la ilegalizada Batasuna, y del movimiento antiglobalización que, posteriormente, eran detenidos en manifestaciones.

Fondos de colegios mayores

Ambos elementos de vigilancia fueron comprados con fondos de los colegios mayores dependientes de la Complutense. Algunos asistentes a las juntas de gobierno de la universidad hicieron sonar sus voces de alarma sobre esta investigación extrajudicial sobre los alumnos. "So pretexto de cazar elementos radicales, se hacía una auténtica investigación contra todo elemento universitario simplemente contrario a la globalización", indican altos cargos docentes que asistieron a dichas reuniones.

Pero José Antonio E. S. no sólo fue contratado para labores de contravigilancia en la Complutense. También recabó sus servicios la concejal del CDS en Majadahonda Mercedes Pedreira, quien sospechaba que sus conversaciones desde el teléfono de su despacho y desde su móvil estaban pinchadas. Pedreira pidió consejo al servicio de seguridad de la Complutense, quien envió a José Antonio E. S., que demostró en marzo de 2003 que Pedreira tenía razones para sentirse espiada cuando advertía que antes de que hablase en los plenos sus rivales populares parecían conocer ya sus argumentos.

El informe que hizo José Antonio E. S. alerta sobre la situación y se refiere así a determinado dirigente del PP: "Los restantes grupos políticos tienen que tener cuidado, pero más cuidado tienen que tener sus propios compañeros de partido [PP], ya que son a los únicos que ha pinchado con asiduidad aprovechándose de su confianza y de la facilidad de acceder a las diferentes instalaciones de su propio partido".

Fotocopias de las facturas abonadas por la Universidad Complutense por servicios de contraespionaje.
Fotocopias de las facturas abonadas por la Universidad Complutense por servicios de contraespionaje.

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