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Reportaje:LUCHA CONTRA LA GRIPE AVIAR EN LOS HUMEDALES

¿Este pollo no tendrá gripe?

Los municipios del delta del Ebro empiezan a aplicar las medidas ordenadas contra la gripe aviar

Como todas las mañanas, Salvador Gómez sirve pollos a un bar de Deltebre. Hoy, un cliente le espeta: "¿Este pollo no tendrá gripe?". El comentario es jocoso, pero Salvador sabe que, en el fondo, todo el mundo desconfía: "¿Quién se atreve a comer aves con todo lo que se dice por ahí?", lamenta. Hace dos años, impulsó la cría y recuperación de aves autóctonas en el complejo rural que regenta. Deltebre está afectado, junto a otros ocho municipios de las comarcas del Ebro (Tortosa, Roquetes, L'Ampolla, Camarles, L'Aldea, Amposta, Sant Carles de la Ràpita y Sant Jaume d'Enveja), por la prohibición de criar aves al aire libre en un radio de 10 kilómetros desde el parque natural del delta del Ebro como medida de prevención de la gripe aviar. Fuentes del Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca (DARP) afirman que en esta zona de influencia hay 161 explotaciones con 4,9 millones de aves, sobre todo pollos (2,6 millones) y gallinas (dos millones), aunque también hay pavos (241.000) y patos (6.550). Pese a estos datos, en el DARP apuntan que es "muy común" en el territorio la cría de aves para el consumo doméstico en los patios de las casas, un hábito más difícil de controlar.

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Del total de granjas incluidas en la zona de riesgo, sólo se han descubierto dos de patos que tendrán que adaptar sus instalaciones. Una es la granja Luisiana, de Deltebre, donde se han tenido que realizar reformas de urgencia, con la consecuente inversión. Ana Giménez, copropietaria de la explotación, explica que la semana pasada acabaron de encerrar en los corrales a sus 3.000 patos, que antes "corrían libremente por los campos de arroz". Además, están instalando redes para evitar el contacto de los ánades con las aves salvajes. "Hay auténtica psicosis ante una posible pandemia", reconoce Giménez. De la misma opinión es Salvador Gómez, que vio en las aves una fuente de ingresos alternativa al arroz y al turismo rural y ahora ve como "todo se va al traste". Tiene entre 400 y 500 aves que viven en las lagunas y se alimentan del arroz, pero ahora explica que se deshará de todas las que pueda: "Esta semana mataremos a todas las que podamos y las venderemos para el consumo y, el resto, las encerraremos". También el gerente de la granja El Pilar de L'Aldea, Josep Ramon Centells, se muestra preocupado por el futuro del sector, al ser "productos que se venden al día y que, si no tienen salida en el mercado, se tienen que tirar".

Con una superficie total de 7.802 hectáreas, el parque natural del delta del Ebro constituye el hábitat acuático más importante del Mediterráneo occidental, después de la Camarga (Parque Regional Francés), y el segundo de España, después del parque nacional de Doñana.

En otoño, decenas de miles de aves marinas inician un largo periplo desde el centro y el este de Europa hasta las cálidas tierras del sur. Durante los meses de octubre y noviembre, cuando el arroz ya ha sido cosechado, los campos quedan todavía encharcados y son colonizados por infinidad de aves acuáticas que pasan en migración o inician su invernada. Se calcula que más del 90% de los ánades de Cataluña en invierno y aproximadamente el 10% de los invernantes en la Península Ibérica recalan en este espacio protegido.

Desde hace años, la Unión Europea obliga a sus Estados miembros a establecer un programa de vigilancia, que el Ministerio de Medio Ambiente español encarga a los gobiernos autónomos. En Cataluña, el programa establece que se tomen muestras, al menos, a 244 animales, en el 70% de los casos aves acuáticas, especialmente patos, aunque también se deben analizar otras especies migratorias, como flamencos, cigüeñas o gaviotas. Esta temporada, las precauciones se han extremado como consecuencia de la gripe aviar. El objetivo: detectar cuanto antes su presencia en animales salvajes y evitar la posible propagación de la pandemia entre los humanos. Natalia Majó, investigadora del Centro de Investigación Animal (Cresa) y profesora del departamento de Sanidad y Anatomía Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que las aves acuáticas constituyen un peligro potencial muy importante porque "pueden ser portadoras del virus de forma subclínica; es decir, que no muestran sintomatología ni sufren la enfermedad, por lo que pueden migrar e infectar". Hasta hace pocos meses, los expertos consideraban que este tipo de animales no podían desarrollar el virus H5N1, la gripe aviar, que desde 2003 afecta a millones de pollos asiáticos y se ha propagado en los humanos causando 60 víctimas. Sin embargo, el pasado verano murieron miles de aves acuáticas en Rusia y China como consecuencia del virus, lo que abre nuevas vías de investigación, apunta Majó.

Desde finales de primavera, se han tomado muestras de 77 patos del parque natural del delta del Ebro. Por el momento, en todas las pruebas realizadas (dos por animal) el resultado ha sido negativo. El muestreo sigue siempre igual procedimiento. Los técnicos del parque recogen a patos salvajes que han resultado heridos por la acción de cazadores o acuden al centro de recuperación de fauna de Canal Vell. Hasta la fecha no se han podido capturar animales sanos, aunque desde hace unas semanas se ha instalado una caseta con maíz y semillas de sorgo, un apetitoso manjar para los patos salvajes. Se trata de una inocente trampa que puede prevenir males mayores: "Cuando se acerquen a comer ya no podrán salir y será posible obtener las muestras", explica Francesc Vidal, técnico del área de protección del parque. Las muestras se congelan durante un máximo de dos días e inician un largo recorrido. Primero, son enviadas al hospital Verge de la Cinta de Tortosa, donde se dispone de los equipamientos necesarios para congelarlas a 80 grados bajo cero durante alrededor de una semana. Pasado ese tiempo, un mensajero las transporta hasta el Cresa de la Unniversidad Autónoma de Barcelona, dependiente del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat. Allí, los investigadores realizan unos complejos análisis para certificar que los animales no hayan contraído el virus.

Antes de que finalice el año está previsto examinar a 200 ánades más, mayoritariamente del humedal del Ebro.

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