Guerra contra el chancro del castaño

Los parques naturales del Montseny, el Montnegre Corredor y las Guilleries Savassona serán a partir de este otoño el centro de una guerra biológica que tiene como fin combatir durante los próximos cinco años el chancro del castaño, una enfermedad que afecta al 60% de los 25 millones de ejemplares que Cataluña tiene repartidos en 12.000 hectáreas en la Selva, Osona, la Garrotxa, el Vallès Oriental, el Gironès y el Alt Empordà.

Se trata de un proyecto de la Diputación de Barcelona y la Fundación Social La Caixa que, explicado de forma llana por el impulsor de las investigaciones, el catedrático de la Universidad de Lleida Carlos Colinas, "consiste en ayudar a un virus que existe en la misma naturaleza a que se propague más rápidamente de como lo haría de forma natural, para que debilite el hongo causante del chancro. Cuando el hongo está enfermo por este virus específico, crece en la parte de fuera de la corteza y no llega a matar el árbol". El método que se aplicará en estos parques naturales consistirá en infectar el hongo que causa el chancro con el virus creado en un laboratorio.

Mediante inoculaciones sucesivas durante cinco años, "se espera que el chancro infectado por el virus se desplace de forma natural a las poblaciones de árboles vecinas", según Josep Argemí, técnico del parque natural del Montseny. Inicialmente se actuará en 15 parcelas. El objetivo final es tratar el 10% de 2.000 hectáreas de castaños. Paralelamente, el Departamento de Medio Ambiente, junto con el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, hará un tratamiento similar en el resto de la población de castaños de Cataluña.

El virus que neutraliza la acción del chancro está presente de forma natural en Europa, lo que está ayudando en gran medida a que la población de castaños no llegue a desaparecer del todo. Aun así, dice Colinas, "si no se aplica un tratamiento rápido y efectivo, el chancro debilitará la mayoría de los castaños", provocando la degradación de ecosistemas y afectando seriamente a la viabilidad económica de la explotación tradicional de esta especie, basada en el aprovechamiento de su preciado fruto, la castaña, y sobre todo de la madera. "El propietario forestal ha perdido interés en el castaño y quiere sustituir la especie", afirma Argemí, que añade que "el parque, como gestor del espacio natural, quiere demostrar a los propietarios que la enfermedad puede revertir y que el castaño puede continuar siendo interesante para sus explotaciones". Colinas y Argemí aseguran que el porcentaje de éxito del tratamiento ha sido "del ciento por ciento" en Grecia, Italia, Suiza y Francia.

Según Colinas, la enfermedad ha llegado de Asia. El hongo entra por una herida y mata el tejido que hace que el árbol crezca en diámetro; cuando deja de crecer, se muere porque no puede formar nuevos vasos conductores de savia. Se trata de una enfermedad que se propaga rápidamente debido a que el hongo produce grandes cantidades de conidios (esporas) que son transportados por la lluvia, los pájaros y los insectos. Por este motivo, la lucha biológica que se quiere llevar a cabo no tiene por objetivo eliminar el chancro. Lo que se persigue es convertirlo en un hongo no virulento y que los castaños puedan llegar a convivir con la enfermedad sin que les afecte.

Las investigaciones y las pruebas se están llevando a cabo desde hace 10 años en el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y la Universidad de Lleida, y su aplicación la realizará el personal técnico de la Red de Parques Naturales de la Diputación de Barcelona en coordinación con el Departament de Medio Ambiente.

El proyecto para combatir el cáncer del castaño se incluye en el plan de gestión integral para la conservación de los sistemas naturales de la red de parques, impulsado por la Diputación de Barcelona y la Fundación La Caixa. El presupuesto destinado a este plan es de 15 millones de euros.