A cualquiera puede ocurrirle
Basada en una novela de Donald Westlake, The Ax; brillantemente interpretada por un actor aquí poco conocido, pero en Francia una luminaria de primera línea, José García, Arcadia es una obsesiva, a menudo hiriente, pero casi siempre sarcástica peripecia criminal que toma del cine negro sus claves. Pero más que nada para subvertirlas al mostrar, sin juicios apriorísticos, la peculiar manera de pensar y proceder de un alto ejecutivo en paro. Aunque en el fondo persigue la ilustración contemporánea del viejo aforismo de Hobbes sobre que el hombre es el lobo del hombre.
El filme parte de una de esas chocantes paradojas contemporáneas a que tan rápida como siniestramente nos estamos acostumbrando: Bruno, un ingeniero especializado en la industria papelera, con un buen nivel de vida, una mujer cariñosa y dos hijos adolescentes se queda en la calle porque su empresa necesita aumentar beneficios... que en principio revierten en él mismo, como pequeño accionista que es de la empresa. Obsesionado por sentirse inútil, fija su atención sobre un profesional de la competencia y se dedica, mediante una hábil artimaña, sencillamente a liquidar a cuantos parados estén en su misma situación.
ARCADIA
Dirección: Costa Gavras. Intérpretes: José García, Karin Virad, Ulrich Tukur, Olivier Gourmet. Género: criminal. Francia, 2005. Duración: 118 minutos.
Con mano segura, cachaza y proverbial mala uva, Costa Gavras va desgranando las paradojas que alimentan hoy en día el imaginario del empleado, al tiempo que nos recuerda que a cualquiera puede suceder eso de encontrarse en la calle, sin perspectivas de trabajo, con un currículo que se parece al de otros cuantos y con la vida familiar y personal hecha trizas. A veces es un poco obvia, en otras abusa un tanto de la pincelada fácil para situar el peregrinaje criminal de su héroe; pero se ve sin dificultades y sirve para demostrar que el veterano director sigue en la brecha.
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