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Reportaje:

Falleras mayores 2006

Lucía Gil Raga, una odontóloga de 25 años, y Nuria Llopis Borrego, de 10 años, son ya reinas de la fiesta de Valencia 2006

"¡Tolón, tolón! No es una vaca cualquiera". Así, con dedicación expresa, recibió la corte de honor infantil al concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Valencia, Félix Crespo, en el portal de Nuria Llopis Borrego. Arriba, en un sexto piso de la avenida de Burjassot los sonidos de fondo eran otros. Gritos y más gritos por "la fortuna de la xiqueta", dijo una de las vecinas. Y un nombre se repetía entre los que estaban y los que llegaban: el del iaio Pere, que es casi lo mismo que decir Na Jordana. Pere Borrego, el iaio, se empeñó en la falla más innovadora, más atrevida, más multidisciplinar y más castigada. Murió en las fallas de 2004. Desde hace algunos años el testigo lo cogió Pere Borrego hijo, tío y padrino de la ahora recién nombrada fallera mayor infantil. "Ahora, sí" le decían en el hemiciclo del Ayuntamiento algunos invitados al acto solemne que preside la alcaldesa al hombre que el año pasado alzó la voz, una vez, criticando con contundencia algunas pautas, filias y fobias de la propia Junta Central Fallera. Nadie quiso acordarse de las disputas anoche. "Es muy especial porque somos una familia muy fallera y sé que el iaio ha fet molta força", dijo Mari Carmen Borrego, madre de Nuria. La fallera mayor infantil de 2006 se repite por toda la casa, y por partida doble. Las paredes están llenas de la pequeña, de diez años, estudiante de quinto de Primaria en el colegio de María Inmaculada. Y de su hermana gemela, Carmen, que no se presentó a la elección para que su hermana pudiera hacerlo. Pero hizo otras cosas. "Mi madre diseñó el vestido que lleva puesto y yo la tela y el color, uno que le fuera a favor", contó.

Nuria Llopis Borrego es hija de una enfermera adscrita al centro de especialidades de la calle de Juan Llorens y de un comercial. Tiene un hermano mayor y lo que más ilusión le hace es que pronto volverá a vivir al barrio de Na Jordana, justo frente al casal fallero.

Al otro lado del río, en el Ensanche fallero, en la calle de Ciscar, una odontóloga hija de ginecólogo y ama de casa, y con un novio de Madrid que representa a la cadena Abba Hoteles, lucía de negro-manga-larga- cuello-alto y cristalitos sobre una falda de bordados y transparencias, y una sucesión de lámparas de lágrimas, frente a un espejo de pared a pared.

Lucía Gil Raga, de 25 años, tiene consulta propia pero compartida en Fernando el Católico -de la que ahora se ocupará su compañera, "como estaba previsto", según Javier, el novio-. Estudió en Madrid, practica el esquí, baila sevillanas, y es fallera de Ciscar-Burriana desde hace 13 años. "No tenía previsto esto, lo que más ilusión le hacía era ser fallera mayor de su falla pero se presentó. Y cuando se propone algo va a por todas. Sabe bien lo que quiere. Tiene una personalidad muy marcada", explicó su hermano, Fernando, ginecólogo, casado y que aguantó la avalancha con su hija Marta en brazos, ahijada de la ya fallera mayor de 2006.

Lucía, castellano-hablante, aprovecha la mínima oportunidad para escaparse. De la China imperial que visitó hace pocas semanas a reina de las fiestas no ha tenido tregua. Desde ayer muchos la conocerán como "una mujer muy completa", frase repetida ene veces por los vecinos que participaron del protocolo habitual de canapés y cava. La madre de la fallera mayor, Pepi, es de Massanassa. El padre, Fernando Gil, que ejerce en La Fe y en consulta privada en la Gran Vía, de Teruel. Decían los allegados que es un hombre que se come los libros y que los muchos bodegones que adornan la casa no son genialidad de los dueños sino generosidad en dorado de parturientas bien atendidas.

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