Una retrospectiva muestra el caos y el orden del fotógrafo Jordi Socías
La Biblioteca Nacional expone 80 imágenes de los últimos 30 años
El fotógrafo Jordi Socías (Barcelona, 1945) presentó ayer en la Biblioteca Nacional, en Madrid (paseo de Recoletos, 20-22, www.bne.es), una retrospectiva con 80 imágenes desde los años setenta, en blanco y negro y color. Ha titulado esta selección Maremágnum porque define su trabajo y estilo: "Una mezcla de caos con un cierto orden".
Unas cajas de luz recogen en la entrada de la sala muestras del fotógrafo comprometido, con los momentos (huelgas, golpe de Estado, muerte de Franco) que señalan la historia reciente, y un vídeo registra su trabajo como editor gráfico (en El País Semanal desde 1997): "Mi carrera paralela", explica. Una carrera que se desarrolla en la agencia Cover, que funda y dirige en 1979, y publicaciones como Cambio 16, Por Favor, Madrid Me Mata, El Europeo, Cinemanía y EPS, además de libros, catálogos, discos, rodajes (Gutiérrez Aragón, Trueba) y carteles, en una cronología que se detalla en el catálogo, editado por Lunwerg, que incluye más fotos y textos de Rosa Regàs y Jesús Ruiz Mantilla.
"En los dos últimos años he revisado el material para seleccionar imágenes relacionadas con la fotografía y la cultura", declara Jordi Socías ante los conjuntos de obras. "Tengo influencias del surrealismo francés y de la cultura de la calle, junto con el retrato y la personalidad de la gente, en una mezcla, en el mare mágnum que vivimos".
Un autorretrato con el oso feroz de la película de Gutiérrez Aragón abre la cámara a otras miradas, como suburbios de Barcelona, un café de Amsterdam, el interior de un tranvía de Lisboa, la noche en la Gran Vía, el barón Thyssen con su mayordomo o grupos en Sicilia. "Me gusta mucho el costumbrismo, la puesta en escena de la calle. Yo no cazo nada. Casi nunca voy con la cámara en la mano. Me fijo en todo, pero además de mirar lo conservo".
En la que considera que es la pared más surrealista, Socías ha colocado el perro Pirata de Bigas Luna junto a un Dalí concentrado en un ojo, el pintor Eduardo Arroyo con las moscas de un cuadro suyo, un pulpo y una Brigitte con peces de madera.
"Lo mejor de este oficio es estar con la gente", afirma el fotógrafo ante su director favorito, Bernardo Bertolucci, y ante un Luis Gordillo vestido en su piscina. "Mi pintor favorito, por su mundo onírico". Un gran fresco de retratos tapiza la pared del fondo, un mosaico de la gente de la cultura (Le Carré, Borges, Gassman, Pla, Sciascia, Buero, Paloma Picasso, Moravia, Rossy de Palma, Hierro, Duato, Rancapino, Mahfuz, Gades, Penélope Cruz, Alaska), el género más habitual de los últimos años, retratos con luz natural que resumen la personalidad.
"La luz es la forma", dice Socías, y el "saber mirar" determina el ejercicio de la fotografía. Ha seleccionado también obras de "situaciones encontradas", donde no se sabe bien lo que ocurre, "situaciones irreales".
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