El conservador Kaczynski gana las elecciones presidenciales en Polonia, según los sondeos
Ninguna de las encuestas previas a los comicios daba la victoria al candidato más nacionalista
Polonia puso ayer punto final a 10 años de presidencia del socialdemócrata Alexander Kwasniewski. Su sucesor será exactamente su negativo: el conservador y nacionalista Lech Kaczynski, de 56 años. A pesar de que los resultados definitivos no se conocerán hasta hoy, el actual alcalde de Varsovia tenía, con el 60% de los votos escrutados, 11 puntos de ventaja sobre el liberal Donald Tusk, de 48 años, su rival en la segunda vuelta. Todos los expertos consideraban ya insalvable esta diferencia. El resultado deja en evidencia a todas las encuestas previas, que habían augurado la victoria de Tusk.
El nuevo presidente de Polonia, el mayor de los países que el año pasado se incorporaron a la UE, será Lech Kaczynski, del partido Ley y Justicia (PiS, en sus siglas polacas). La victoria fue contundente: obtuvo el 55,4%, mientras que Tusk, de Plataforma Cívica (PO), se quedó en el 44,5%.
Ambos se forjaron en la lucha de Solidaridad y comparten valores conservadores, pero representan a dos mundos opuestos: el ganador, el de los más desfavorecidos, el rural y el de la tradición. El perdedor, el de los jóvenes profesionales y los centros urbanos.
Tanto en las elecciones generales del 25 de septiembre como en la primera vuelta del pasado día 9, Tusk fue sobrevalorado en todas las encuestas. En cambio, Kaczynski y el PiS lograron mejor resultado que el previsto por los sondeos. Los expertos señalaban que la ventaja definitiva podría ser aún mayor.
Los sondeos a pie de urna ya apuntaban al triunfo de Kaczynski, y así lo entendieron todos. Reunidos, paradójicamente, en el Palacio de la Cultura y la Ciencia, el símbolo del estalinismo, los militantes del PiS, enfervorizados, entonaron al unísono el himno nacional tras difundirse los sondeos. Su líder, eufórico, proclamó su victoria, propuso "unidad basada en la verdad" y sugirió para su rival el puesto de presidente del Parlamento. Resignado, Tusk se dirigió poco después a los suyos: "Probablemente he perdido, pero vosotros no".
La remontada de Kaczynski y su partido ha sido espectacular. Todos los sondeos colocaban primero a la Plataforma Cívica de Tusk en las generales y acabó ganando el PiS. Hace apenas tres semanas, las encuestas de las presidenciales colocaban a Tusk con 20 puntos de ventaja, pero en la primera vuelta de hace 15 días ya sólo ganó por tres puntos.
Kaczynski, alcalde de Varsovia de verbo fácil, nacionalista que subraya constantemente su fervor religioso en un país de mayoría abrumadoramente católica, lanzó simultáneamente el anzuelo a derecha (por los valores sociales, muy conservadores) e izquierda (por la retórica antiliberal). Poco a poco, ha logrado atraerse al grueso de votantes de la ultracatólica Liga de las Familias Polacas, de los agrario-populistas de Autodefensa y del Partido Campesino.
Tusk parecía tenerlo todo a favor: una imagen moderada y moderna, apoyos internacionales y, sobre todo, el respaldo de pesos pesados del país: el ex presidente Lech Walesa le apoyó públicamente y Alexander Kwasniewski multiplicó los gestos a su favor.
La participación fue sólo del 50,5%, un punto más que en la primera vuelta, pero lejos del umbral 60% que siempre solía rebasarse en las elecciones presidenciales. El nuevo presidente no tomará posesión hasta finales de diciembre, pero la votación de ayer desatasca al menos la formación de gobierno, empantanada por el maratón electoral. Polonia, el país con el mayor paro de la Unión Europea (17,6%), lleva meses con gobierno en situación de provisionalidad.
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