Un atajo en barca
Cientos de vecinos del Aljarafe cruzan el Guadalquivir en las barcazas de Coria para ahorrarse los atascos de entrada a Sevilla
A las ocho de la mañana del pasado miércoles el atasco de entrada a Sevilla desde El Aljarafe llegaba a Gelves, a nueve kilómetros de la capital. Los coches intercalaban momentos en los que se movían al ritmo del paso humano con otros de paro total. Un recorrido que sin tráfico dura entorno a 20 minutos, no baja de una hora (hasta dos según los asiduos al trayecto) en las mañanas de los días laborables. Todavía no ha amanecido y la carretera está ocupada por una cadena interminable de faros de coche. A seis kilómetros del atasco, Antonio Vela, de 25 años y vecino de Mairena del Aljarafe, escucha música en su coche mientras aguarda turno en otra cola, la que componen el medio centenar de vehículos que esperan para subirse en la barcaza que cruza el Guadalquivir a la altura de Coria del Río.
"Me ahorro de tiempo una hora y más. Lo malo va a ser como se corra la voz"
La barca recorre en menos de tres minutos los alrededor de 300 metros del río
Antonio descubrió hace un mes que salvando el río en barco se ahorra más de una hora de embotellamiento para llegar hasta su trabajo, en un taller mecánico de Dos Hermanas. "Llego a las ocho y cuarto y a las nueve menos veinte ya estoy en la otra orilla. Desde ahí tardo cinco minutos", asegura. "Me supone ahorrarme una hora y más", afirma. El objetivo de Antonio, como el de casi todos los que meten el coche en el barco a esa hora de la mañana, es eludir el Puente del V Centenario, de más de dos kilómetros de longitud y uno de los puntos negros del tráfico de Sevilla. La mayoría de los que aguardan la cola de la barca hace referencia al colapso de este puente. "En el Centenario pierdes la mañana. No se puede calcular el tiempo que te va a llevar", dice Juan Miguel Martínez, vecino de Coria y dueño de un negocio en Las Cabezas de San Juan. "Cuando voy demasiado temprano siempre cojo el barco", explica.
La barca recorre en menos de tres minutos los alrededor de 300 metros de ancho que tiene el Guadalquivir en ese tramo. La orilla a la que llega sigue perteneciendo a Coria, pero está muy próxima a municipios como Dos Hermanas, Los Palacios y Las Cabezas de San Juan. Los que se dirigen a barrios de Sevilla como Bellavista, Los Bermejales o El Porvenir aseguran que también ganan tiempo con la barca. "La mayoría de los que se suben son gente que vive El Aljarafe y va a trabajar a Sevilla", cuenta Raúl Iglesias, que trabaja en el embarcadero desde hace 12 años. Hasta hace "dos o tres", casi todos los usuarios de la barca eran agricultores de Coria o trabajadores de dos polígonos industriales ubicados en la otra orilla. Aunque pertenecen a Coria, para llegar por carretera hay que cruzar el V Centenario. Según Raúl, la demanda de la barca creció cuando las vías de acceso a la capital empezaron a colapsarse. Y, desde después del pasado verano, la cola de la barca aumenta cada día.
Antonio Vela asegura que en el mes que lleva cogiendo la barca ya nota que se ha incrementado la afluencia. "Ahora tardo unos 10 minutos más", cuenta. Según los últimos datos aportados por la Junta de Andalucía, a Sevilla llegan cada día alrededor de 100.000 coches procedentes del área metropolitana con un solo ocupante. La misma situación se repite en la mayoría de los vehículos que hacen cola para la barca de Coria. Antonio Moreno es uno de los pocos conductores que viaja acompañado, aunque dice que es una excepción. Vive en Almensilla, trabaja en Bellavista y va en barca desde hace "muchos años". Hoy le acompañan dos mujeres de su familia porque van a ver a otro familiar al Hospital Virgen del Rocío. "Me he venido para la barca por costumbre y para ahorrarme el Puente de las Delicias [otro de los tramos de tráfico más denso a las horas punta]". Una de las mujeres que le acompaña asegura que el día anterior tardaron una hora y media en llegar a Sevilla haciendo todo el recorrido por carretera. "Aquí llego a las 8.30 y en 15 minutos estoy listo. De ahí a Sevilla, son 10 minutos más", afirma Antonio.
El embarcadero tiene dos barcazas y la mayor parte del día sólo funciona una. Pero entre las 7.00 y las 9.30, aproximadamente, trabajan las dos a la vez y no dan abasto. En cada una caben 11 coches, que pagan 1,60 euros. Los conductores suben el vehículo por una plataforma y se van colocando donde le indican los tres barqueros de a bordo. Las motos, las bicicletas y los peatones (que pagan 0,35 euros) se hacen hueco entre los coches y la barca sale cargada de la orilla del casco urbano de Coria. Un minuto después, llega al embarcadero la otra barca, apenas ocupada por un par de coches o algún niño camino del colegio. La operación se repite y la cola de coches que esperan subirse va menguando. A las 8.55 ya sólo la componen 11 vehículos. Según los barqueros, la mañana discurre con poco movimiento hasta que llega la segunda hora punta de la jornada: entre las 13.40 y las 15.30, cuando de nuevo hay que poner en funcionamiento a la vez las dos barcas. En una hora, entre las dos pueden transportar de 270 a 300 coches en los dos sentidos. Teniendo en cuenta que la demanda se suele concentrar en una sola dirección, las barcazas alivian el atasco a entre 135 y 150 vehículos por hora. "Lo malo va a ser como se corra la voz", lamenta Antonio Vela.
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