Isidro Ortiz concibe una historia de terror y nueva ciencia
Goya Toledo protagoniza la película
Llegó al largometraje como uno de los tres directores al frente de la primera incursión cinematográfica de La Fura dels Baus, Fausto 5.0. Cuatro años después, Isidro Ortiz, en solitario, retoma el género de terror con Somne. La nueva película, que se estrena hoy en toda España, vuelve a plantear los peligros que entraña la ciencia. "Esta vez el proyecto trata más acerca de los avances científicos. A partir de ahí, llega a temas clásicos sobre la alteración de la mente y de la realidad, creando un juego de espejos distorsionados con cosas tan sensibles como los recuerdos o las insatisfacciones", explicaba Ortiz ayer en Madrid.
El director culpa a la casualidad de su "encasillamiento" en el género de terror y añade: "En publicidad, sin embargo, estoy especializado en el género de humor".
Narrada desde un tiempo indeterminado, que el director califica como presente paralelo -"no está ni delante ni detrás en la línea del tiempo"-, Somne desarrolla la historia de Andrea, una joven neuróloga que regresa a la universidad donde estudió para embarcarse en un complejo proyecto de investigación. Junto a un informático (Óscar Jaenada) y un médico (Nancho Novo) intentará desarrollar un nuevo sistema que permita descargar conocimientos en el cerebro de un ser vivo mientras duerme, desde un ordenador.
Intrigas, varias muertes en extrañas circunstancias e inquietantes pesadillas irán aumentando la tensión y desmontando el escenario de aparentes realidades y certezas del que parte en un principio el espectador. "Los protagonistas están retratados desde la distancia a imagen de los cuentos asombrosos, por eso tampoco mostramos espacios concretos. Hemos querido plantear esta historia con una base fantástica, cercana a la ciencia-ficción, que no estuviese fundamentada en los efectos especiales. Hablamos de los monstruos de uno mismo, no del terror que viene de fuera. Se trata de nuestros propios miedos internos, del temor a perder la cordura".
Subjetividad
Ortiz menciona títulos como Olvídate de mí o Matrix para explicar el planteamiento de su nuevo filme. "Partimos de la subjetividad de la realidad, de que cinco personas puedan contar un hecho sin mentir y cada uno de forma distinta. Los recuerdos siempre se han tenido como algo sólido o estable y, sin embargo, también son susceptibles de ser manipulados. La película juega con múltiples perspectivas. Quizá el miedo más terrorífico que yo tengo no es al dolor físico, sino al Alzheimer, a no saber que te estás olvidando de las cosas. A esto se añade, en el argumento de la película, la integración entre el ser humano y las máquinas".
Las motivaciones que se esconden tras los avances científicos presentan las múltiples caras del mal. "No hay inventos buenos ni malos, depende de cómo sean utilizados. El mal no es monolítico y las buenas intenciones a veces pueden llevar a lo peor. Con esta historia no queremos dogmatizar ni ofrecer respuestas, sólo abrimos interrogantes".
Babelia
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