La porra de Carmona

Se comenta en los mentideros de Carmona (Sevilla) que el cese de la concejal Isabel Ortiz (IU) estaba cantado y que el alcalde, Sebastián Martín Recio (IU) aprovechó la primera oportunidad que tuvo para deshacerse de ésta, que se había convertido en una molestia para el equipo de gobierno, confortablemente instalado en una amplia mayoría de IU y con una oposición desaparecida. Se aprovechó una cuestión formal, para que se hiciese pública la dimisión y la aceptación de ésta por el alcalde, sin que hasta el momento sepamos si hubo o no tráfico de influencias para que se adjudicase a una empresa informática, donde tiene participación la concejal dimisionaria, un contrato municipal de suministros.

Con esta actuación, pactada o no, Martín Recio reaccionó de forma contundente para no verse envuelto en la cola del culebrón de otro alcalde correligionario suyo, que rige los destinos de Camas, no se sabe hasta cuándo. Pero en esta ocasión Sebastián se ha equivocado. El fácil triunfo entregado a la oposición ha provocado la apertura de la veda en Carmona. No ha tardado una semana en salir esta localidad en la prensa a cuento de otro escándalo: esta vez una concejal gastó desde su móvil oficial 6.000 euros en llamadas al extranjero este verano, sin que la intervención municipal advirtiese lo injustificado de ese gasto. Tuvo que ser de nuevo el grupo del PP municipal, tras confesión de la propia concejal, quien diese carnaza a la prensa buscando cobrarse dos piezas más, la de la concejala (Josefa López) y la del de Hacienda (José Manuel Piñero). Pero lógicamente los concejales de la oposición no se conforman con esas piezas menores, quieren ya algo mayor, y se apunta al propio alcalde. Se dice que todos están como locos buscando entre los papeles de los expedientes alguna corruptela, desliz o prevenda aceptada por algún concejal. Y no es difícil que lo encuentren: son más de diez años de gobierno municipal bajo la responsabilidad del mismo alcalde. Si en las próximas semanas o meses aparecen dos o tres más, al alcalde no le quederá más remedio que dimitir para seguir siendo coherente con su política de marcar diferencias con el regidor camero, que se ha pegado con loctite al sillón. Menudo triunfo para la oposición. Mis felicitaciones al PP y al PSOE de Carmona. Si eso se consigue, y ya hay una porra secreta en el Mingalario (bar situado frente a la alcaldía), los únicos beneficiarios serán los pacientes de la cartilla del doctor Martín Recio que hasta ahora lo ven sólo una vez a la semana, aparte de los que ganemos la porra, claro está.