Orgullosa de su apellido
Para Hilda Beatriz González, ni la política ni el interés por los más desfavorecidos son algo nuevo. Nacida hace 59 años en Avellaneda (provincia de Buenos Aires), en 1973 se hizo cargo del plan de ayudas alimenticias que puso en marcha el alcalde de Lomas de Zamora, Eduardo Duhalde. Se habían casado años antes tras conocerse en la piscina de un club bonaerense donde Eduardo trabajaba ese verano como socorrista. Hilda González cambió su apellido por el de casada, algo a lo que no ha renunciado jamás y por lo que no le gusta ser atacada.
Licenciada en Magisterio y diputada, Chiche Duhalde siempre ha sido una activa militante del peronismo -cita con frecuencia a Juan Domingo Perón y a Evita-, que ha intervenido activamente en la carrera de su marido, quien alcanzó la presidencia de la República en 2001, tras la profunda crisis económica e institucional que sacudió el país. Años antes, en 1994, siendo Eduardo Duhalde gobernador de la provincia de Buenos Aires, puso en marcha un plan de ayudas sociales que involucró a 17.000 mujeres, encargadas de detectar los focos donde había necesidad de ayudas. Fueron denominadas las manzaneras y el proyecto manejaba un presupuesto de 280 millones de dólares.
Seria y austera, conoce el sabor de la victoria y de la derrota electoral
Seria, de aspecto austero y disciplinada, Chiche Duhalde conoce el sabor de la victoria y de la derrota política tanto en carne propia como en su familia, y es consciente de que las batallas políticas en Argentina nunca son a corto plazo. En 1997 cayó derrotada en su carrera hacia el Congreso frente a la opositora Graciela González Meijide, y en 2003 vio cómo dos muertes durante las protestas piqueteras aceleraron la salida de su marido de la Casa Rosada. Y tal vez por eso no pretende crear una imagen de ella desviada de la real. "No tiene que representar un papel que no quiera, la campaña se ha diseñado para que sea ella misma. Es como un vestido que le queda bien", opina su jefe de campaña, Juan José Álvarez. Tanto su actividad política como sus circunstancias personales le otorgan un conocimiento de la provincia de Buenos Aires y sus necesidades, un punto que sabe aprovechar en sus intervenciones.
Y aunque se declare orgullosa de su apellido de casada, a Chiche Duhalde no le ha gustado nunca permanecer inactiva a la sombra de su marido. Cuando éste accedió a la presidencia de la República, ella siguió muy de cerca el Ministerio de Desarrollo Social y asesoró al presidente en diversas cuestiones, especialmente las referidas a la pobreza. Ahora es ella la que lleva el peso público del proyecto político que ha compartido con su marido y es éste quien la asesora.
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