Disparos en lencería
A veces no se sabe bien si el espionaje industrial es una costumbre generalizada o es que las mentes pensantes que dan forma a las historias no dan más de sí y son incapaces de vender algo nuevo que no acaben de ofrecer otros. Es lo que se piensa al ver la mitad inicial de la película Transporter 2, producto de acción desmesurada creado por la factoría creativa de Luc Besson, que parece un calco de El fuego de la venganza, de Tony Scott.
En la cinta de Scott, un ex mercenario que se gana la vida en el sector privado de la seguridad es contratado para ser el chófer y guardaespaldas del hijo pequeño de una familia y éste termina siendo secuestrado.
En esta segunda entrega de las aventuras del cachas interpretado por Jason Statham (con más carisma y con una imagen mucho más contemporánea que la mayoría de los actuales héroes de acción de usar y tirar), el francés Louis Leterrier se encarga de sustituir en la dirección a Corey Yuen, lo que en ocasiones otorga cierto aire de seriedad a una cinta que, por otra parte, sólo va dirigida a los fanáticos del cine de patadón, tentetieso, persecución automovilística y equilibrios varios por tierra, mar y aire.
TRANSPORTER 2
Dirección: Louis Leterrier. Intérpretes: Jason Statham, Amber Valletta, Alessandro Gassman, Matthew Modine. Género: acción. Francia, Estados Unidos, 2005. Duración: 86 minutos.
Como en la pasable Danny the Dog (2004), Leterrier filma las escenas de acción de Transporter 2 con convicción aunque sin una mínima verosimilitud. De modo que, incapaces de ofrecer nada original, en lo que sí demuestran gran ingenio los creadores es en intentar por todos los medios que cada vez que la malvada antagonista utiliza las pistolas y metralletas vaya siempre (des) vestida con ropa interior de lencería fina.
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