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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Un lustro de conflictos con el alcalde en el eje de la polémica

La convivencia entre la colonia norteafricana radicada en Crevillent desde los años setenta -unos tres mil inmigrantes que explotan más de medio centenar de bazares a lo largo de la travesía urbana de la N-340- y la población autóctona transcurrió con normalidad hasta junio de 2001. En esa fecha y presionado por los vecinos ante la ola de robos, una iniciativa del alcalde, César Augusto Asencio, del PP, desató el hostigamiento hacia la minoritaria colonia magrebí. El primer edil responsabilizó directamente a los extranjeros no residentes de la creciente inseguridad en la localidad y pidió a la Subdelegación del Gobierno un refuerzo de los efectivos policiales para acabar con la, a su juicio, "desmesurada y desproporcionada" concentración de magrebíes en la localidad. Asencio planteó que los agentes "de forma intensiva vigilen las calles para solicitar de modo general y continuado la documentación a los inmigrantes". Tras el rechazo del colectivo magrebí, Asencio suavizó su iniciativa y limitó la presión policial a la población foránea flotante.

A finales de 2001, el colectivo magrebí radicado en Crevillent volvió a ser noticia a raíz de un incidente surgido cuando dos agentes de la Policía Local se disponían a multar al propietario de un automóvil mal aparcado. El afectado, un marroquí con pasaporte italiano, reaccionó de forma violenta, según los agentes, y comenzó a gritar. Medio centenar de marrroquíes acudió a la llamada y comenzó una pelea entre los inmigrantes y los agentes. Tres policías resultaron heridos.

Un año más tarde, la delincuencia volvió a agriar la convivencia. Los comerciantes marroquíes enviaron un escrito al alcalde con una veintena de denuncias por robos y desperfectos en sus establecimientos. Su objetivo era dejar claro que tampoco eran ajenos a la inseguridad.

Nuevo tumulto

En octubre de 2004, de nuevo el arresto de un conductor marroquí derivó en otro tumulto entre la Policía Local y una treintena de inmigrantes. Tres policías resultaron heridos y Asencio retomó su apuesta por la presión policial como solución: "Se baja la guardia y cuando aumenta la población flotante de inmigrantes se arma el lío".

La tensión entre los dos colectivos sigue a flor de piel. La integración de la colonia inmigrante no avanza. Crevillent, que concentra al 80% de los alumnos inmigrantes en dos centros, ha sido la plaza predilecta de las formaciones radicales, como Democracia Nacional, para celebrar actos impregandos de proclamas nítidamentes xenófobas.

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