Carreteras paralelas
Alsa y National Express negocian participar juntos en la liberalización del transporte europeo
"Alsa no se vende", asegura el grupo asturiano de transporte de viajeros por carretera, líder del sector en España y con implantación en varios países de Europa, Marruecos, Chile y China. Pero tanto Alsa como el gigante británico National Express, que gestiona líneas de autocar, ferrocarril y metro en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Australia, admiten la existencia de conversaciones para alcanzar un acuerdo de "integración". La próxima liberalización europea de los transportes, la prevista apertura del ferrocarril español a operadores privados y los incipientes proyectos para implantar tranvías y metros ligeros en algunas ciudades españolas y en otros países son objetivos prioritarios en el proyecto conjunto que negocian ambos grupos.
Ferrocarril, tranvías y metros ligeros son objetivos capitales en unas conversaciones que concluirán, con acuerdo o ruptura, esta misma semana
National Express, que cotiza en Bolsa y tiene una cifra de negocios 8,3 veces superior a la del grupo español -excluida la actividad de Alsa en Asia-, apunta a una posible "fusión", pero la compañía española asegura que se están considerando diversas fórmulas de colaboración, como una fusión o una alianza, ninguna de las cuales, de prosperar, incluye la venta de Alsa o el abandono de la gestión de este grupo por la familia Cosmen, mayoritaria en su accionariado. Esta semana será decisiva, pues las dos compañías se dan ese plazo para alcanzar un acuerdo definitivo o abandonarlas.
La desproporción en el tamaño relativo de ambos grupos indujo al mercado a intuir que los contactos entre ambos grupos pudieran conducir a una eventual compra de Alsa por National. Alsa tiene una flota de 1.729 vehículos y 4.480 empleados, aun contabilizando su negocio en China, que no consolida con el resto de sus operaciones en el mundo, frente a los 40.000 autobuses y autocares y más de 43.000 empleados del operador británico. National gestiona el 30% de los ferrocarriles británicos de pasajeros y siete de las nueve líneas más rentables de su país.
Vocación de crecimiento
Varios portavoces del grupo asturiano y medios próximos a la familia Cosmen descartaron, por el contrario, que las negociaciones caminen en esa dirección. "Al contrario", precisaron. "La familia va a seguir por mucho tiempo gestionando los negocios y Alsa mantiene su vocación de crecimiento y de expansión internacional. Lo que se pretende es asociarse con un operador líder y del que seamos complementarios en negocios, mercado, estrategias y modalidades de transporte, para proseguir nuestro desarrollo y para consolidar un gran grupo líder en el futuro mercado europeo del transporte, manteniendo nuestra hegemonía en nuestros respectivos países".
Alsa admite que con anterioridad ya mantuvo conversaciones análogas con otras compañías europeas. Éstas no llegaron a fructificar, explican en la compañía, y ahora las negociaciones se están sosteniendo en exclusiva con National Express. Ambos negociadores admitieron que no se puede excluir la posibilidad de que las conversaciones se frustren y que finalmente no haya acuerdo.
Los términos de la negociación no se han desvelado, pero todo apunta a que se están manejando varios escenarios y fórmulas posibles. La colaboración en el ámbito ferroviario es crucial en las conversaciones, según confirman medios cercanos a los negociadores.
Alsa, líder español en transporte por carretera, aspira a gestionar líneas de tren en España cuando se produzca la liberalización del transporte ferroviario de pasajeros prevista para el año 2010, y con tal fin constituyó en 1999 la filial Alsaraíl. Ya entonces la familia Cosmen explicó que su voluntad era llegar a acuerdos con operadores internacionales expertos en esta modalidad de transporte, en la que Alsa carece de experiencia.
National Express sí tiene esa experiencia. Gestiona el 30% de los servicios ferroviarios de pasajeros del Reino Unido y esta actividad constituye su principal negocio: le aporta el 37% de su facturación. El transporte interurbano por carretera (autocares) representa el 34% y el transporte urbano (autobuses), el 25%. El 4% restante de su facturación procede de la explotación de varias líneas de metro y tranvías ligeros.
El fin del monopolio de la estatal Renfe constituye una oportunidad para Alsa en su propósito diversificador, pero también para National, tanto para expandir su negocio ferroviario como para poner un pie en España, donde ya opera una compañía británica, Arriva, en el negocio del transporte por carretera.
Alsa, que tiene vocación de ampliar su actual dimensión internacional, y que aspira además a ser intermodal, integrando otras modalidades de transporte complementarias al autocar, busca en este tipo de alianza el fortalecimiento que le permita estar en primera línea en todos los retos a los que se enfrentará el sector europeo del transporte en los próximos cinco años.
La liberalización del medio ferroviario en España será simultánea a la del conjunto del transporte de viajeros por ferrocarril en la Unión Europea, previsto igualmente para 2010.
Alsa también pretende posicionarse en el negocio de los tranvías y metros ligeros, cuya implantación están considerando algunas ciudades españolas. En este segmento de mercado, al igual que en el ferrocarril, National Express tiene una experiencia contrastada.
Además, la reciente ampliación de la UE a 25 países exige un esfuerzo adicional de expansión para consolidar una presencia paneuropea, que Alsa, que ya gestionaba líneas en 20 países del continente, acaba de reforzar al encabezar este mismo año, en alianza con otras dos compañías españolas y dos portuguesas, la oferta que resultó adjudicataria de la compañía pública alemana de transporte por carretera Deutsche Touring GmbH, que opera en 34 países, fundamentalmente de Europa del Este.
Recursos financieros
A estos frentes, que van a exigir crecientes recursos financieros, humanos y organizativos, se suman, en el caso de Alsa, la necesidad de preservar su hegemonía en el mercado nacional. Alsa ya puede realizar nuevas adquisiciones en transporte interurbano en España una vez que se ha cumplido la moratoria de cinco años que le impusieron en 1999 las autoridades de la Competencia tras haberse hecho con el control de Enatcar, la antigua empresa estatal de autocares.
Y en dos años, a partir de 2007, saldrán de nuevo a concurso, en distintas fases, las 2.400 concesiones de líneas regulares existentes en España. Está en juego un negocio cercano a los 1.000 millones de euros, donde Alsa, no sólo debe defender su hegemonía frente a otros competidores nacionales y ahora también internacionales, sino que además deberá intentar ampliar su cuota de mercado en un sector que sigue estando muy atomizado.
En España hay más de 5.000 empresas de autocares registradas, el 80% de las cuales tienen menos de cinco vehículos; sólo 240 empresas disponen de más de 20 autocares, la facturación media por empresa es de sólo 0,81 millones de euros y los cinco mayores operadores sólo suman una cuota de mercado del 16%. En esas circunstancias, el negocio está condenado a un proceso de creciente concentración, máxime cuando se enfrenta a la novedosa competencia de grupos europeos a resultas del inminente mercado único del transporte y a la alternativa, en largas distancias, de la red ferroviaria de alta velocidad.
¿Fusión o adquisición?
Alsa no quiere perder ninguna oportunidad de las que se le ofrecen en España y en el resto de Europa y, a la vez, pretende preservar su identidad empresarial y corporativa. Cualesquiera que sean los términos del acuerdo, si éste se produce, la familia Cosmen, transportista desde 1728 y que suman ya ocho generaciones dedicadas a este negocio -primero con recuas y carruajes, y luego con vehículos a motor- asegura que seguirán al frente del negocio.
Sin embargo, el Financial Times ha calificado de "adquisición" la proyectada operación entre la empresa española y el grupo británico, señala Efe. "El jueves hubo rumores procedentes de España en el sentido de que Alsa ve el acuerdo como una fusión, pero es en realidad una adquisición", comentaba el periódico económico británico sobre esa operación. El diario lo explica al afirmar que sólo el presidente de Alsa, Jorge Cosmen, se integrará en el consejo de dirección de National Express y "la familia propietaria de la empresa española tendrá entre un 5% y un 15% del capital de National Express".
Con todo, espera que la familia Cosmen se convierta en el segundo mayor accionista de la compañía británica, inmediatamente detrás del banco Barclays, que controla el 15%, y por delante de la aseguradora Standard Life, que posee un 5% del capital.
National Express está inmersa, por otro lado, en una recompra de sus acciones hasta un total de 147 millones de euros, que suspendió, sin embargo, durante el pasado mes de julio cuando había devuelto ya cerca de un tercio de esa cantidad a los accionistas.
Según el periódico, en términos estratégicos, el acuerdo con Alsa podría dar a National Express una oportunidad de crecimiento basada en un negocio considerable en España y un trampolín para su ulterior expansión por Europa continental. El diario recuerda que las aventuras extranjeras de National Express no se han visto siempre coronadas por el éxito. Aunque tiene un negocio de servicio escolar de autobuses en Estados Unidos que funciona razonablemente bien, su aventura australiana terminó con una pérdida de 184 millones de euros.
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