Eclipses

Hace unos días hemos podido con contemplar un eclipse por el que la luna se interponía entre la tierra y el sol, ocultando su luminosidad en una penumbra crepuscular. No es la primera vez que se culmina un ciclo para dar paso a otra época que no tiene que ser mejor ni peor cuando es, sencillamente, diferente. Así ocurre entre los sectores económicos como la industria, la agricultura o los servicios. A lo largo de los últimas décadas en la Comunidad Valenciana hemos pasado de una agricultura de exportación con notable potencial expansivo a una industria adulta y a unos servicios que eclipsan al resto de actividades productivas. La Ciutat de les Arts parece ocultar el esplendor del Palau de la Música de Valencia, cuando ambos presiden y compiten en el mismo espacio del antiguo Cauce del Turia. ¿Quién tapa a quién? La Ciutat de les Arts se inaugura sin continuidad el 9 d'Octubre, festividad de Sant Donis. Este año no sabemos si las piuletes i els tronadors festejarán a los Vilagarut o a los Centelles. Versión doméstica del enfrentamiento entre Montescos y Capuletos que ensombreció la Verona renacentista. Maquiavelo, el más importante teórico de la política del Renacimiento, recordó que "se engaña quien cree que los nuevos beneficios hacen que los grandes hombres olviden las viejas injurias".

Los sectores económicos se alternan en el liderazgo de la actividad productiva. Las naranjas, el vino, el arroz y la horticultura de exportación han vivido épocas de esplendor. Han pasado por la expansión y la decadencia. Pero ¿qué hubiera sido de la agricultura expansiva sin la resolución mecánica del vapor o los motores de explosión aplicados a los sistemas de riego o al transporte? Eclipse tras eclipse con intermedios de esplendor.

En la industria, el mueble, el textil y el azulejo tendrán que adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos como lo han tenido que hacer juguete y zapato por más que se intenten resistencias numantinas. Es la oportunidad de la sociología y la sicología a la hora de analizar y prescribir las preferencias de un público que marca las corrientes que prevalecerán. Los líderes empresariales están dejando paso a otras opciones de acuerdo con los exigencias de la base. En este aspecto las bolas en juego no daban para más y se han iniciado eclipses y relevos para afrontar los desafíos de un mundo cambiante y repleto de oportunidades. Los políticos no iban a ser menos y ya se cede en los puestos clave de la vida pública. La Comunidad Valenciana necesita valedores para ejercer su potencial creativo. Desde la década de los 70 se trató de establecer un grupo de presión para defender los intereses valencianos en Madrid. ¿Por qué no en Barcelona o en Bilbao? A esta fórmula se le dio el pretencioso nombre de poder valenciano. Sólo ha funcionado con personajes de talla económica y dimensión política como Ignacio Villalonga, Joaquín Reig o Vicente Iborra. Los intentos posteriores se han quedado eclipsados por las injerencias políticas o por la ineptitud de sus protagonistas. Medios y capacidad son necesarios en estos casos. El tiempo no ha transcurrido en balde y cada acción provoca su efecto. Todo tiene explicación, a menudo mucho más evidente de lo que parece. Los hechos acaban siendo elocuentes y eclipsan a quienes no desean escuchar.